Filosofía Rasputín

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18 jul 2021 / 04:00 h - Actualizado: 18 jul 2021 / 04:00 h.
  • Filosofía Rasputín

¿Has visto el documental «Los últimos zares»? te lo recomiendo, conocer la Historia siempre viene bien. Fundamentalmente, este documental se centra en el ascenso al trono y posterior caída del zar Nicolás II. Todos conocíamos «por encima» el trágico final del último zar de Rusia y de su familia, no tanto todas las circunstancias que llevaron a ese momento, mejor dicho, las personas que con sus malas decisiones desembocaron en esas terribles consecuencias políticas, económicas, sociales, humanas... Porque las circunstancias no son huérfanas son frutos del buen o mal hacer de las personas. Una de ellas fue Rasputín.

Rasputín era un «místico» con gran influencia en la familia real rusa (sobre todo, en la zarina Alejandra), se le atribuían ciertos «poderes curativos» y tenía una importante legión de seguidoras (más que un «hombre de Dios» parecía una estrella del rock de principios del S XX). Ahora bien, su vida personal no tenía mucho que ver con lo que predicaba: adúltero, mujeriego, bebedor, mentiroso, manipulador... Eso sí, cuando llegaba a sus dependencias se flagelaba para obtener el perdón por sus faltas... Hasta la mañana siguiente que volvía a las andadas. Según Rasputín, el medio para obtener la redención es el pecado así que ¡cuantas más tropelías, mejor! pides perdón y al día siguiente cometes otras nuevas (por las que te disculparás por la tarde, por supuesto).

Una gran tomadura de pelo

En pocas palabras, así describiría la «filosofía Rasputín»: una auténtica tomadura de pelo. Al místico ruso pareció saltársele por alto que para que haya perdón es necesario un arrepentimiento sincero y propósito de la enmienda, sin estas dos condiciones mucho me temo que, en lugar de ser perdonado, lo que estaba haciendo era sumirse en un agujero, cada vez más profundo que, con su propia mierda, había abonado... Con tal proceder ¿cuál sería el resultado? tanto en el caso de Rasputín como en el de sus aconsejados terminaron asesinados.

El documental fue muy ilustrativo, lo más escalofriante de todo es que estaba basado en hechos reales (por algo se suele decir eso de «la realidad supera a la ficción») pero, si tan claro queda todo, si a la luz de los hechos la «filosofía Rasputín» lo único que asegura es tu propio fin ¿por qué se sigue repitiendo la historia? ¿por qué no se aprende la lección? Me refiero a la proliferación en nuestra sociedad de «los cara dura», esos de dudosa catadura moral, profesional o humana, que «la lían» hoy, se disculpan mañana y continúan ¿a perpetuidad? haciendo lo que les da la gana...

¡Nadie es perfecto!

Exacto, nadie lo es, somos humanos, nos caemos, nos levantamos, tenemos defectos ¡claro que sí! pero para ser feliz es muy sano conocer nuestras flaquezas, tomar conciencia de la debilidad, trabajarla y crecer desde ahí.

No se trata de no poder equivocarse, el quid de la cuestión es tener un propósito real de querer enmendarse y si te equivocas, no vayas de error en error como de oca en oca y pidiendo perdón de boquilla cuando te toca tirar los dados cuando sabes perfectamente que, tu jugada, no ha terminado.