Francisco de Jasso y Azpilicueta: empeñados en unirnos

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04 dic 2022 / 10:36 h - Actualizado: 04 dic 2022 / 10:38 h.
"Tribuna"
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La semana pasada reflexionaba sobre el empeño que tienen los políticos en dividirnos y confrontarnos. Hoy quiero revindicar que, ante todo, la inmensa mayoría de las personas que habitamos este país tenemos el empeño de unirnos y de que nadie nos robe la esencia de lo que somos, de una historia, sí, con altibajos, pero que contiene el valor de la unidad. España ha dado referentes universales que han buscado hacer un mundo más humano y fraterno y lo han hecho procurando configurar un mundo unido.

Uno de estos referentes fue Francisco de Jasso y Azpilicueta, San Francisco Javier, festividad que hoy celebran los cristianos y católicos.

Desde Navarra fue capaz de dirigirse al camino del mundo entero y decidió, haciéndose Jesuita, comenzar una andadura que, como todos los que emprenden, aunque con dificultades, supo alcanzar una buena parte del sueño que tenía, llegar a los confines del mundo en dirección a China.

El escritor y sacerdote Pedro Miguel Lamet ha escrito el libro titulado “El aventurero de Dios. San Francisco Javier”, es un texto que recomiendo leer a los políticos actuales porque, si lo hacen, descubrirán que el objetivo de una persona sencilla, pero universal, es construir un mundo en donde la comprensión y el entendimiento sean los canales para crecer en la unidad.

Hoy, nos podemos hacer un sinfín de preguntas acerca de cómo es posible que teniendo referentes que buscaron la unidad nos hallemos concentrados en la división.

San Francisco Javier fue un hombre humano, antes de ser proclamado Santo, y desde su vocación de servicio quiso construir un mundo diferente, por esta razón, además de por su experiencia de Fe, se lanzó a la conquista de la universalidad. Se embarcó en una nave con destino al infinito mundo. No quiso privilegios y lo que hizo fue servir y atender a quienes se ponían enfermos en la travesía hacia el mundo entero.

Su vida, mientras navegaban y llegaban a puertos y tierras desconocidas, estuvo marcada por la generosidad y su capacidad de escucha. Tenía un empeño, unir a la humanidad ... ¡qué locura! ¿verdad? y para esto tenía una herramienta eficaz su constancia y la confianza infinita en quien le había donado la Fe.

Su constancia le ayudó a ser un animador de personas para que éstas pudieran, a su vez, ser ejemplos y testimonio de que la vida podía cambiar. Su constancia hizo que dedicara esfuerzos sobrehumanos para formar a las personas que se encontraba en su camino.

Este Santo Universal puede ser un referente para todos aquellos que creemos que el mayor empeño que debemos que tener en la vida es estar unidos. No se trata de que seamos super héroes, lo que tenemos que hacer, desde la sencillez de nuestras vidas, es buscar siempre la común unión no dejándonos arrastrar por quienes buscan romperla.

El empeño por estar unidos conlleva construir un entorno de entendimiento que nos haga salir de nuestras visiones particulares para convertirnos en ciudadanos universales. San Francisco Javier llegó a Paris con unas intenciones, pero conoció a San Ignacio de Loyola, hombre empeñado en ir a Tierra Santa, y el destino quiso que el mundo se convirtiera en el universo de sus vidas.

Todas las mañanas cuando nos alcemos y pongamos un pie en la calle debe de motivarnos la búsqueda de la unidad, no podemos dejarnos arrastrar por quienes desean poner dificultades para que ésta no sea posible.

Debemos esforzarnos por construir en nuestro entorno la cultura de la verdad, porque, solamente será posible transformar el mundo, como quería el Santo que hoy celebramos, si basamos nuestras relaciones en la honestidad y en búsqueda de la verdad.

Empeñarnos en la unidad significa estar dispuestos a no dejarnos envolver por los que están trabajando para llevarnos a un mundo ensimismado en sus propias incoherencias, tensionado por intereses particulares de quienes controlan el poder político.

Empeñados en la unidad conlleva mirar al mundo de manera universal y, claro, la fotografía que obtenemos es muy triste, conflictos de todo tipo, guerras perennes, desprecio, soberbia, falsedades, etc. y esto ocurre en todas las Instituciones y países ¡qué tristeza! ¿verdad?

Empeñados en la unidad supone esforzarnos por hacer que todo aquello que pretenda aniquilar y destruir el camino de la fraternidad quede desterrado de nuestras vidas.

Empeñados en la unidad es hacer caso a nuestro corazón y lograr estrechar nuestras manos construyendo una cadena en que sus eslabones sean el vivo ejemplo de que podemos lograr permanecer unidos.

Empeñados en la unidad es lograr que el cerebro racionalice todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y pueda impulsarnos a establecer una comunicación sincera que nos aleje de los protagonismos individuales y de las pleitesías a lideres que no son tales sino personas que se han propuesto imponer su único punto de vista como verdad suprema.

Empeñados en la unidad es empoderar nuestras vidas en la sencillez y la fraternidad, procurando que los mensajes que buscan lo contrario queden reducidos, desde la razón, a su mínima expresión.

Celebramos la vida de un Santo que quiso ser un misionero y, como tal, miraba al mundo para transformarlo en un mundo unido y fraterno. De Javier, Navarra, al Mundo. Empeñémonos en que este Santo inunde nuestro corazón y nuestra mente, aunque sea por un día, y descubriremos que nuestro empeño tiene que ser la unidad.