No sé si es por ser indio de la India o es por cualquier otra razón, pero no entiendo bien algunas cosas que ocurren en España sin que haya consecuencia alguna.
Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón fue un pésimo estudiante. No aprobaba ni a la de tres cuando estudiaba en el colegio. Milagrosamente y de forma repentina, aprobó todo lo necesario como para cubrir el expediente. A partir de ese momento, hemos conocido juergas y todo tipo de sucesos que quedan muy lejos de la ejemplaridad que se pide desde la propia Casa Real. Froilán es lo que siempre se conoció como tarambana. Últimamente, los escándalos ya se han ido de madre y la infanta Elena, le ha enviado con su abuelo, el rey emérito, a Abu Dhabi. Tierra de por medio.
Froilán no parece que sea un sujeto preparado intelectualmente o capaz técnicamente en algún campo conocido por el ser humano aunque todos los que pensamos así estamos equivocados. Porque a Froilán le han colocado en una petrolera de Arabia Saudí ganando una pasta. En concreto, este muchacho va a ganar 120.000 euros al año, un sueldo que ya quisiera el 95 por ciento de los españoles. Por no saber hacer nada. Tal vez no estoy sabiendo leer la realidad (soy indio de la india y se me escapan algunos detalles de la cultura occidental) aunque todo indica que el pago consiste en hacer un favor a la Casa Real española (la petrolera amiga) o que será remunerada la capacidad de Froilán para hablar con contactos para que llenen sus depósitos de gasolina con más frecuencia. Una vida disparatada se sostiene por esas cosas tan locas. Es todo muy raro y muy vergonzoso.
Coincide todo este lío con la compra de un inmueble en una urbanización de lujo por parte de Iñaki Urdangarin y la petición de 25.000 euros a la que fue su esposa. No sabemos en concepto de qué. ¡25.000 euros! ¿Silencio? ¿El pago por haberse comido el marrón entre rejas?
Lo que pasa alrededor de la Corona no se puede entender; es imposible. Pero, aunque soy indio de la India, no se me puede tomar por estúpido. Ni a mí ni a nadie. Y lo llevan haciendo años y años. Penoso.