No podía acabar el año 2022 sin que Froilán fuese noticia. Parece ser que la Policía implica a Froilán de Marichalar y Borbón en una pelea con navajas en la puerta de una discoteca de Madrid. El follón se produjo junto al acceso a la sala 'Vandido' que si no me equivoco está en la calle Goya. Un amigo de Froilán sufrió un corte de 2,5 centímetros. Los agentes también identificaron a ‘la Pechotes’, amiga del pequeño Nicolás. Como lo oyen, ‘la Pechotes’. Si no les parece una fantasía todo esto es que no están disfrutando de la Navidad, sin Froilán todo se reduce a la mínima expresión. Y si le acompaña alguien a la que llaman ´la pechotes’ la cosa se pone, francamente, interesante.
Esta trifulca sería constitutiva de un presunto delito de riña tumultuaria que, como establece el artículo 154 del Código Penal, sanciona a «quienes riñeren entre sí, acometiéndose tumultuariamente, y utilizando medios o instrumentos que pongan en peligro la vida o integridad de las personas» con una pena de tres meses a un año de prisión o multa de seis a 24 meses. Maravilloso.
Este sujeto, el tal Froilán, está haciendo un flaco favor a su tío, el Rey Felipe VI. La Monarquía se discute en España un día sí y otro también; se está persiguiendo a la institución con saña, y Froilán lo que aporta a todo esto es una imagen lamentable. Él y su hermana son la fotografía de la mala educación, de la vida fácil, de la falta de compromiso. Nos han querido meter a la hermana con calzador aunque no se libra de los escándalos. A este Froilán no le quieren ni lavar la cara, lo dan por perdido. Y estos mequetrefes viven gracias al dinerito que ha recibido su mamá por ser hija del rey emérito. No puede gustar a nadie que un bobo sin clase alguna viva del cuento y que tengamos que ver en él algo mágico por pertenecer a la familia real.
Froilán es la pura imagen de falta de esfuerzo, de mérito cero, de caradura monumental. Y, lo que faltaba, se ve envuelto en problemas que van más allá de lo que cualquiera desea para, por ejemplo, su hijo. Una alhaja, vaya.