Tribuna

Futuro, pero qué futuro

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12 jul 2020 / 09:54 h - Actualizado: 12 jul 2020 / 09:56 h.
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Cuando se publique este artículo se estará votando en Galicia y en el País Vasco. Al atardecer, y cuando el sol empiece a rozarse con el mar cantábrico y el océano atlántico, conoceremos qué posibles gobiernos se podrán articular en ambas Comunidades Autónomas.

La configuración de éstos, no hay que tener dudas, influirá en el Gobierno de España; y lo hará en el corto plazo.

Si en Galicia el Partido Popular gana por mayoría absoluta facilitará que este partido a nivel nacional adquiera más protagonismo, de ahí que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se haya equivocado al decir, en un medio de comunicación italiano, que nunca ha tenido intención de pactar con el Partido Popular un Gobierno. La soberbia es mala consejera y termina pasando factura. Lo dijo, curiosamente, antes de que se diera la votación para elegir a la persona que tendría que presidir el Eurogrupo. Trasladó un mensaje al Grupo Popular Europeo que, seguramente, no gustó al mismo. En política las negociaciones duran hasta el segundo antes de emitir un voto. Sorprende que gente que se considera muy lista haya caído en la trampa del principiante, y las palabras de Sánchez fueron poco afortunadas y nada oportunas.

Si en el País Vasco, el Partido Socialista, tiene la tentación de apoyar un gobierno que no sea con el PNV, la legislatura se puede dar por terminada. Deberá fraguar una coalición con el Partido Nacionalista Vasco. En ambas hipótesis el Partido Socialista está en una situación de debilidad que no facilitará en absoluto que el gobierno dure el tiempo legal establecido.

La única manera de hacer que la legislatura perdure será, aquí está la paradoja, si llega a acuerdos con el Partido Popular en la configuración de los presupuestos generales. Con lo cual, el Presidente, se tendrá que desdecir de lo que verbalizó a Il Corriere della Sera.

No es entendible que dos partidos que a nivel europeo trabajan conjuntamente no logren hacerlo en España. Con las declaraciones de Pedro Sánchez ha quedado claro que quien no tiene voluntad de pactar es él con el Partido Popular. Estoy convencido que en su fuero interno sabe que se equivocó al expresarse de forma tan contundente.

Lo cierto es que hay infinidad de personas de este país que aún creemos que es posible un acercamiento entre ambas fuerzas políticas. Sabemos que es la única manera de poder construir de manera positiva una economía muy deteriorada y hacer que el Estado del Bienestar no termine sin futuro.

¿Qué futuro? está claro que es necesario el entendimiento entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español. Ir en otra dirección es un error que pasará factura, ahora ya sabemos que quien se niega a ello es el Secretario General del PSOE.

El PP es un partido de gobierno y llegará el día que apoyándose también en el PNV, ya que ideológicamente no están tan distantes, podrá constituir un Gobierno para España. El Partido Nacionalista Vasco sabe jugar muy bien su espacio político y, por tanto, querrá seguir estando con fuerza en el futuro, además lo sabe hacer con la discreción política que es necesaria, no hace proclamas trabaja desde el silencio.

Hoy, al caer la tarde, se configurará una política que afectará al PSOE. Éste nos hará creer que todo sigue como hasta antes de estas elecciones; pero, la cúpula directiva, sabe que no será de esta manera.

El atardecer de esta jornada hará que en el horizonte se genere una línea divisoria entre el Partido Socialista y los partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez. Asimismo, estos puntos imaginarios, ironía del devenir político, producirá una crisis en Podemos y en VOX porque sus aspiraciones, con toda probabilidad, quedarán diluidas entre la luz del día y la oscuridad que nos acerca a la noche. Es de esperar que hagan sus análisis y los justifiquen; pero ellos saben que nadie con sentido común se creerá lo que nos cuenten.

Los resultados muy limitados en la Comunidad Autónoma País Vasco de la suma del PP y Ciudadanos se verán engrandecidos, al menos para el Partido Popular, por el resplandor que se dará en Galicia; curiosamente será en el extremo oriente de España, en la Comunidad Autónoma Gallega, en donde la luz del horizonte perdurara con más fuerza y esplendor, porque precisamente ahí el atardecer dura más que en el País Vasco.

Carlos, el Candidato de la suma del PP y Ciudadanos, es una persona excepcional; pero ambos partidos tienen un espacio electoral muy limitado. Creo que Carlos lo sabe y lo conoce; sin embargo tiene una gran tarea que realizar; a veces dar testimonio, en determinadas situaciones y contextos, es un trabajo difícil y complicado; pero es muy necesario que existan personas capaces de estar presentes en realidades políticas diferentes. Estoy convencido que con su capacidad de dialogo sabrá ganar su espacio, convirtiéndose en un referente de la política del País Vasco. En Europa hizo un buen servicio y afianzó con los europarlamentarios un camino de entendimiento que fructificó en decisiones muy positivas para España. Trabajó desde el silencio y con constancia.

Alberto tiene una estrella que le acompaña desde hace años en el servicio como Presidente de la Xunta; pero el contexto sociopolítico poco tiene que ver con el País Vasco. El candidato del PP aporta experiencia de gestión. Será, sin duda, la persona más buscada para ser entrevistada y, los periodistas que lo logren, hilaran muy fino las preguntas que le hagan. La radio a nivel nacional que lograra la primera entrevista, me atrevo a asegurar, será la Cadena COPE, y Carlos Herrera tendrá el privilegio de hacer que Núñez Feijóo cuente el futuro que él quiere para Galicia, y también para España.

El futuro está por ver porque las consecuencias de la pandemia del Covid19 están marcando una ruta económica que no termina de clarificarse. De ahí que se precise sensatez y prudencia. Ambas dimensiones las han dicho durante la campaña tanto Urkullu como Alberto. No están muy de acuerdo con la política expansionista del gasto que Pedro Sánchez proclama dejándose arrastrar por Pablo Iglesias. Los candidatos del PNV y del PP, a presidir sus respectivas Comunidades Autónomas, tienen claro que no apoyarán unos presupuestos en donde crezcan los impuestos y en donde no se mire con cuidado el gasto que se realizada; un gasto que debe apoyar al tejido productivo de sus respectivas Comunidades Autónomas.

Además el futuro vendrá marcado por lo que Europa decida hacer en materia económica. Los tiempos son complicados para Sánchez en el marco europeo.

Todo lo anterior va a conducir más pronto que tarde, si Sánchez quiere seguir siendo el Presidente de España, a entenderse con el Partido Popular y con el PNV en materia económica. Ciudadanos podrá servir de pegamento dado que su fuerza radica en la capacidad de lograr que los dos grandes partidos de España, en cuanto a votos, puedan llegar a un acuerdo.

El futuro de Sánchez curiosamente no está en quienes apoyaron la investidura, él lo sabe y también lo conoce porque lo ha experimentado en este periodo de confinamiento. Su futuro, más que nunca, pasa por un acuerdo con el Partido Popular y con el PNV, apoyándose en Ciudadanos.

El horizonte, en el atardecer de este día electoral, hace presagiar que la línea imaginaria con sucesivos puntos hará que el infinito de Sánchez se fragüe en un trabajo conjunto con el PP, Ciudadanos y PNV porque, de otra manera, los puntos sucesivos se convertirán en una línea finita que acabe con su sueño, dado que el atardecer oscurecerá su vida política, y ya sabemos que los atardeceres duran un tiempo creando imágenes ficticias; pero no dejan de hacer desaparecer la luz del día.

Para que el futuro sea luz del día hace falta sensatez y prudencia. Esperemos que Sánchez elija futuro y no oscuridad. Confío en que Casado apueste por construir un futuro, Galicia le puede ayudar. Estoy seguro que Inés Arrimadas será quien facilite el camino que nos conduzca a un horizonte equilibrado y justo, y me gustaría que Urkullu trabaje porque el atardecer siga teniendo luz, esa luz excelente y maravillosa que hace del País Vasco un lugar de encuentro y de futuro, alejándose de las sombras que se originan cuando el sol desaparece y acontece la noche.