Gallito del toreo y el cante

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
14 dic 2019 / 08:45 h - Actualizado: 14 dic 2019 / 08:47 h.
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  • Lalanda, Pepe Luis Vazquez, Gallito, Vicente Barrera, Manolete y Juan Belmonte.
    Lalanda, Pepe Luis Vazquez, Gallito, Vicente Barrera, Manolete y Juan Belmonte.

José Gómez Ortega, Gallito, era hijo del torero El Gallo y de la bailaora gaditana Gabriela Ortega Feria, una pareja de artistas que daría para un peliculón. La hija de Enrique Ortega Díaz El Gordo, matarife y cantaor de Cádiz, llegó a Sevilla de la mano del cantaor de la tierra Silverio Franconetti Aguilar, gran amigo de su padre.

Por Puerta Tierra no quiero pasá,

porque me acuerdo de mi amigo Enrique

y me echo a llorá.

Gabriela, la madre de Rafael y Joselito el Gallo, bailaba en el Café de Silverio y el salón de la calle Rosario se llenaba de empresarios, toreros y artistas del flamenco en general, que aplaudían con fuerza el arte de la joven cañí. El apuesto Fernando Gómez García, El Gallo, era un conquistador nato que ya había tonteado con otras bailaoras, como La Mejorana, madre de Pastora Imperio, y le echó el ojo a Gabriela. Pero los Ortega de Cádiz no querían al gachó para la gitanita de los brazos como palomas y el talle de un junco. Y el torero sevillano hizo como los gitanos, llevarse a la gitanita para poder hacerla suya y cargarla de chorreles. Se la llevó a Madrid y allí, lejos de las amenazas de los Ortega, tuvieron al primogénito, Rafael el Gallo, en julio de 1882. Fue entonces, tres años más tarde, cuando los carniceros del barrio de Santa María de Cádiz aprobaron el casamiento entre el torero de Gelves y la bailaora morena de la Tacita, en Sevilla, con el cante de Silverio como música nupcial.

De este matrimonio ya oficial nació el genio del toreo sevillano, José Gómez Ortega, Gallito III o Joselito el Gallo, nacido en Gelves, en la Huerta de El Algarrobo, el 8 de mayo de 1895. Su madre Gabriela, que ya tenía dos toreros en casa, además de al marido, deseó que su Joselito fuera cantaor, como su abuelo y su tío materno Enrique Ortega Feria, abuelo de Manzanita. Apuntaba de niño, dicen, y emulaba a la Niña de los Peines, pero pudo más el toro.

¿Saben lo que le decía Joselito a Pastora la de los Peines cuando entraba en su casa de la Alameda para ver a Gabriela? “Pastora, tengo hambre de ti”. Y La Chata, como él la llamaba cariñosamente, le cantaba solo a él y a su madre en un patio de columnas y macetas:

Joselito, ten cuidao,

que los toros no ven plata

y los cuernos dan bocaos.

Cuando murió José, en Talavera de la Reina, el 16 de marzo de 1920, Pastora era la gran figura del cante gitano y prohibió que en sus actuaciones la esperaran a la entrada de los pueblos con banda de música, como era la costumbre con las grandes figuras del cante o la canción, porque le tocaban el pasodoble Gallito, que en realidad fue compuesto por Santiago López Gonzalo para su hermano Fernando, Gallito Chico. Pero Pastora escuchaba el pasodoble y se echaba a morir. Hasta el punto de que a veces ponía en sus contratos que no le tocaran el célebre pasodoble taurino para recibirla.

2020 va a ser el año de Joselito el Gallo, porque se conmemorarán los cien años de su trágica muerte en Talavera. Se hablará de él y el toreo, su toreo único, pero menos de su relación con el flamenco, su afición a cantiñear en las fiestas y su amor por Pastora, Arturo y Tomás, los tres hermanos artistas de la familia Pavón. Sería una buena oportunidad para contar todo lo relacionado con el desembarco de los Ortega de Cádiz en Sevilla, que sirvió para que hoy podamos presumir de Manolo Caracol o el no menos grande Rafael Ortega Monge, el bailaor gitano que enamoró a La Argentinita y a su hermana Pilar López.

En Madrid murió Granero

y en Sevilla Valerito.

Y en Talavera la Reina,

mató un toro a Joselito,

¡qué doló de la Gabriela!