Desvariando

Ganas de volver a las hostias

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
31 may 2020 / 08:33 h - Actualizado: 31 may 2020 / 08:35 h.
"Desvariando"
  • Ganas de volver a las hostias

La presentadora gallega Paula Váquez ha llamado “cobardes fascistas” a quienes no acaban de ver bien lo del Ingreso Mínimo Vital. Conozco a muchas personas, ni siquiera de derechas, que no están de acuerdo con esta medida y las respeto, sobre todo a quienes argumentan su desacuerdo. Para Paula Vázquez, los votantes de derechas son “analfabetos”. No cabe un intolerante más en España. Desde luego, contribuyen poco o nada a la calma social meteduras de pata como la de Pablo Iglesias diciéndole a Espinosa de los Monteros que “no dais un golpe de estado porque no os atrevéis”, con Patxi López al lado, el presidente de la Comisión del Congreso para la Reconstrucción, quien en vez de pararle los pies al camorrista casi se tira a la yugular del dirigente de Vox, logrando que Iglesias, con una sonrisa de hiena carroñera, se creciera y fuera un poco más allá en sus insultos, lo que provocó que el diputado se fuera de la sala. “Cierre la puerta, señoría”, le dijo el Coletas, con clara intención de humillar al contrario.

Este es el nivel y así no vamos a ninguna parte. Bueno, sí, a una nueva guerra civil, cada día más cerca. Parece inevitable, porque hay ganas de volver a las hostias. Habría que hacer como con el coronavirus: poner imágenes de cómo se pasa la enfermedad entubado, para que dejen de hacer los gilipollas quienes no hacen caso a los consejos de las autoridades sanitarias, poniendo en peligro a los demás. Una guerra civil, y en España la tuvimos desde 1936 a 1939, o sea, casi ayer, destroza por completo a un país y no se acaban nunca el odio y el rencor. Lo estamos viendo cada día en España, por desgracia, como si no tuviéramos ya bastante con la pandemia y la ruina que nos espera.

¿Saben lo que ha hecho Pablo Iglesias? Acabar de desenterrar el franquismo y a la ultradrecha para justificar su comunismo barato y trasnochado. Si no hay fachas, ¿qué puedo hacer yo?, se preguntaría. Y, primero Zapatero, luego Sánchez y ahora él, que ni siquiera ha ganado nunca unas elecciones, divide a los ciudadanos entre ricos y pobres, comunistas y fascistas, empresarios y trabajadores, mientras él y su compañera viven como Dios en Galapagar protegidos por la Guardia Civil y con sueldos que marean. Si la sociedad no estuviera dividida, ¿cómo iban a vivir así de bien? Quieren pobres que les voten y que se vaya la riqueza del país para que los pobres dependan de ellos para comer, como en Cuba o Venezuela. Por eso provoca tanto a los de Vox, porque quiere trifulca y generar odio en el pueblo.

Nací en una familia muy pobre y después de trabajar medio siglo solo tengo una casa que aún no he pagado y que puedo perder. Pero no me educaron en el odio, como se ve que hicieron con Iglesias y su panda, de ahí que lleven toda su vida a guantazos con quienes no piensan como ellos y tienen sus ideakes. Acabará rico podrido, como todos los dictadores comunistas y no comunistas. Y nosotros, el pueblo, despreciándonos los unos a los otros, insultándonos, odiándonos...

¿Cómo podemos combatir esto? En las urnas, es el mejor sitio. Dejando de votar a camorristas llenos de odio que ven como único objetivo político la revancha. “Somos más y podremos con ellos”, le leí ayer a un cantaor de izquierdas en Twitter. Luego es la ultraderecha la que quiere un golpe de estado. Pues claro que la derecha quiere de nuevo el poder y que algunos verían bien que se echara para adelante un general del ejército al grito de “¡hay que frenar el comunismo!”. Pero los que nos representan a todos en el Parlamento, sean de derechas o de izquierdas, no pueden perder los papeles, como Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Iglesias, en un espectáculo que produce vergüenza ajena.

Si tenemos ganas de volver a las hostias podemos hacer una cosa. Nos citamos un día de estos en el campo cincuenta de un bando y de otro, nos partimos la cara a hostias y luego, una vez desahogados, nos abrazamos como hermanos y acabamos la velada campera con una barbacoa. Me apunto y llevo el vino.