Cuando escribo estas líneas se están celebrando elecciones generales, no voy a escribir hoy sobre resultados electorales; sin embargo sí quiero compartir con vds. que nuestra sociedad precisa generar sinergias.
Construir proyectos implica innovar y esta dimensión solamente es posible si añadimos compromiso. Comprometerse significa trabajar, prácticamente sin descanso, con el objetivo de poder sumar voluntades.
La sociedad en la que estamos precisa contar con personas que proponen modelos de acción social que se alejen de lo convencional y de esa actitud caduca de que "es mejor dejar todo como está". Vivir sometidos a esta manera de proceder es lo que hace que no seamos capaces de avanzar y, por lo tanto, de obligarnos a vivir sin esperanza de que las cosas puedan cambiar.
Seguramente nuestros políticos preferirán quedarse en lo convencional por muchos discursos que nos hagan y por muchas promesas que nos lacen; sin embargo las personas que creemos que es posible avanzar tenemos que proponer proyectos que abran nuestras mentes, y nos conviertan en seres creativos. Las sinergias conllevan creatividad. No obstante hay políticos dispuestos al cambio y en éstos hay que apoyarse.
En el ámbito de lo social, y en concreto en las dimensiones sociosanitarias y educativas, es posible establecer sinergias porque éstas, además, darán salida profesional a personas con diversidad funcional.
Hacer posible que exista un centro sanitario y social -sociosanitario- en donde tenga cabida una atención especializada para las enfermedades y dependencias sobrevenidas del propio envejecimiento causado por la magnífica esperanza de vida de la que disfrutamos o por causas derivadas de enfermedades diversas es, sin duda, innovar.
Fomentar un centro socioeducativo que desarrolle programas formativos que puedan dar respuesta a las necesidades profesionales del proyecto sociosanitario sería una manera práctica de generar sinergias.
Un espacio socioeducativo abierto a la comunidad, con un centro de artes escénicas y artísticas en donde los niños, niñas y jóvenes, y por qué no lo adultos puedan soñar y crear arte de manera conjunta. Se podría sumar un espacio-museo para exponer las obras de arte creadas e ideadas en el centro artístico.
Se debería de contar con una empresa que diera, de verdad, trabajo a las personas con diversidad funcional. Sería una empresa de servicios "ad hoc" para ambos proyectos. Se podría buscar una alianza con el tejido empresarial.
Desarrollar lo anterior, sin duda, es innovar, es generar ilusión y esperanza. La innovación no se construye desde el inmovilismo; al contrario, se hace día tras día apostando por el compromiso. La innovación no puede alimentarse del miedo.
Nuestras estructuras precisan innovarse, hoy vivimos sometidos al miedo de hacer las cosas de manera diferente, y lo hacemos porque esto nos obliga a cada uno de nosotros a tener que cambiar el paso.
Para que se origine un cambio, en nuestra manera de caminar, es importante la dimensión social que las personas podemos generar, y esto debido a que sin la misma es imposible de que haya un espacio para fomentar sinergias. Lo social nos invita a relacionarnos y a poder descubrir que el miedo nos impide comunicarnos. Sin comunicación no puede haber nunca innovación en los espacios de atención sociosanitaria y de formación socioeducativa.
Es muy interesante lo que el investigador y profesor Martín Pinos Quilez dice cuando intenta explicarnos que el cerebro es social, así el impulso cerebral en nuestra especie no vino dado, como hasta ahora se postulaba, por la necesidad de construir y manejar herramientas, o por la bipedestación, sino por la necesidad de establecer complejas redes de relaciones sociales, de interactuar con otros para cooperar y alcanzar metas comunes.
Señalo este párrafo porque la innovación se basa ante todo en la capacidad positiva que tenemos al relacionarnos. Si queremos innovar es preciso tener voluntad de trabajar conjuntamente. Es querer comunicarse haciéndolo de manera positiva. No se innova cuando lo que se fomenta es la antipatía entre iguales, esto es destrucción.
Los proyectos que señalaba más arriba precisan de personas abiertas a la dimensión social, Martín Pinos nos recuerda que nuestra naturaleza social nos permite percibir y entender las acciones de otras personas y su estado emocional, lo cual es muy práctico para predecir el comportamiento ajeno y su disposición a colaborar o enfrentarse.
De la colaboración nace la innovación, del enfrentamiento solamente barreras. La innovación supone generar empatía.
Si fuéramos capaces de desarrollar los proyectos que señalo en este artículo en cada Comunidad Autónoma se lograría una gran renovación en los sistemas sociosanitario y socioeducativo, lo único necesario es querer generar sinergias. En la Comunidad de Madrid existe esta doble posibilidad ¡Ojalá! quienes aman lo puramente convencional y prefieren vivir anclados en lo establecido no destruyan las posibilidades de renovación que ambos sistemas precisan. Es preciso que la comunicación a través de los medios pueda ayudar a alcanzar el objetivo de la innovación.
Si queremos mejorar la acción social apostemos por generar sinergias. Reflexionaré la próxima semana al respecto; pero atendiendo a los resultados electorales que enlazaré con el artículo que escribí el pasado 3 de noviembre.