Género, número y persona

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31 ago 2018 / 22:00 h - Actualizado: 31 ago 2018 / 22:00 h.

Tras haber logrado derribar, gracias a Dios, las odiosas trabas legales, sociales y morales a la libertad de género, ahora toca al número y a la persona, para que se complete correctamente la concordancia integral que requiere ese pedazo de sustantivo que es el ser humano. Por ejemplo, ¿por qué, legalmente, yo solo puedo ser uno, y no dos, tres, setecientos o legión? No hago más que ver a personas que son en sí mismas una turbamulta, y otros que desdoblan su personalidad no necesariamente por razones psiquiátricas sino de mera higiene intelectual, o sea, por autocrítica, por amor a la duda, por respeto al asombro. ¿Por qué, si yo tengo trabajo pero mis otros yoes (el poeta, el músico, el dibujante, el ornitólogo, el paseador de orillas, el pensador de hamaca...) no lo tienen, no puedo presentar una declaración conjunta del IRPF que me sea más favorable y me ayude a cargar económicamente con los ingentes gastos de mantener todas esas personalidades en un común armónico? Si el suicidio se contemplara como agresión de una de las personalidades contra todas las demás, en vez de como un acto autolesivo, ¿no seríamos todos mucho más benévolos con la víctima y cabría cierta prevención? Y por lo que respecta a la persona: dada la hiperproducción churrero-legislativa de nuestros parlamentos, ¿por qué no hacer un decretito sobre el derecho a elegir persona si, por ejemplo, yo quiero dejar de ser yo y ser o, ya puestos, usted? O incluso un plural, ellos, en justa correspondencia con la identidad de número antes expresada. Si yo pudiera exigir por ley a mi compañía de teléfono que dejara de hablarme de tú, qué gran avance para usted.