La Tostá

Gimnasia rítmica en Palomares

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 jun 2022 / 14:39 h - Actualizado: 15 jun 2022 / 14:41 h.
"La Tostá"
  • Gimnasia rítmica en Palomares

TAGS:

Palomares del Río (Sevilla), es uno de mis dos pueblos. El otro es Arahal, donde nací, en concreto en la calle Óleo, casi enfrente de La Mazaroca, el mesón con más pellizco flamenco del mundo y una gastronomía inigualable. Cuando llegué a Palomares, con solo 3 añitos, esta localidad era un vergel, un lugar de huertas, olivares y caños de agua cristalina en los que se podía beber junto a los pájaros. Pero no había ni un maldito campo de fútbol, una piscina pública, un polideportivo o una biblioteca pública. Había que inventárselo todo.

Hoy me he despertado con la feliz noticia de que el pasado fin de semana el Club Rítmica Palomares del Río estuvo en la final del Campeonato de Andalucía, celebrada en Jerez de la Frontera, con excelentes resultados. Paloma Ruiz se proclamó Campeona de Andalucía en la modalidad de Aro. También obtuvieron un gran éxito Candela Ortiz, Isabel Moreno, Almudena Martín y Martina Ruiz. Tienen una completa información hoy en El Correo.

Cuando era niño, casi en el paleolítico, lo único que había en Palomares para desarrollar el talento era un futbolín en el Bar de Ricardo. La gimnasia la hacíamos corriendo delante de la Guardia Civil cuando nos perseguían por saltar a los matos para comernos un melón o una sandía. Nos bañábamos en las albercas llenas de ranas y culebras, con el agua verdinosa, y cuando teníamos dinero nos íbamos a la piscina de Sartarén, en la carretera de Almensilla, que aún existe. Era imposible que saliera del pueblo un buen deportista.

Aún me pregunto a veces cómo es que me dedico a escribir profesionalmente, habiéndome criado en este pueblo, donde era raro ver un libro. En casa solo vi el Libro de Familia y unas novelas de vaqueros de mi abuelo Manuel, que si las cogía me jugaba un correazo. Tenía que imaginarme historias para leer mentalmente, al acostarme. Así que esta mañana me he llevado una grata sorpresa con las gimnastas palomareñas, de ese pueblo que un día me hizo Hijo Adoptivo, algo que llevo con orgullo.

No vivo ya en Palomares, aunque acabaré mis días allí, pero vivo cerca y voy con frecuencia, sobre todo últimamente. Ya no es el vergel en el que me crié, un tapiz multicolor de huertas, olivares y campos de algodón o trigo, pero lo que es el pueblo, el casco antiguo, sigue siendo igual. Fue mi mundo y lo seguirá siendo hasta que me muera. Felicidades a esas gimnastas que me han emocionado esta mañana con sus medallas. Supongo que serán nietas de mis amigos de la infancia, así que el orgullo es aún más grande, porque mi infancia son recuerdos de un pueblecito de olivos donde soñaba despierto.