¿Gobierno legítimo o ilegítimo?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
07 ene 2020 / 19:25 h - Actualizado: 07 ene 2020 / 19:28 h.
"Podemos","Clima","Mercados","La Tostá","Economía global","Política","Menores","Estafa","Elecciones"
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El de Sánchez es un Gobierno legítimo porque ganó las elecciones y luego ha sido votado por mayoría simple en el Parlamento, con solo dos votos de diferencia entre el sí y el no. Nada que objetar. Sin embargo, es ilegítimo porque nunca un candidato a la presidencia del Gobierno había mentido tanto al electorado como hizo el del Partido Socialista. Lo de Sánchez ha sido la estafa del siglo. Una cosa es prometer más de medio millón de empleos y no cumplir la promesa, porque todo puede cambiar en dos o tres meses -la economía global, los mercados o el clima político-, y otra muy distinta decir que jamás iba a pactar con Unidas Podemos o Bildu, que no iba a apoyarse nunca en los separatistas catalanes o que no sería presidente a cualquier precio, y luego hacer todo lo contrario de una manera tan miserable y rastrera. Para colmo, ni vendiendo España ha sido capaz de encontrar unos apoyos que le hubieran facilitado una investidura más contundente. Le ha costado la misma vida, y algo más, ser investido. ¿Es esto un Gobierno legítimo? No, es un Gobierno nacido de la mentira, la traición y la enfermiza ambición de poder de Sánchez e Iglesias, su compinche, el activista bolivariano de Vallecas que ahora, situados él y su mujer, se dedicará a vivir como la casta de la que tanto hablaba en las tertulias televisivas. Ya no hablará de la cal de los Gal ni de los políticos que cuando llegan al poder se olvidan del pescadero y el frutero del barrio. Él lo hizo antes de llegar al poder, por cierto. Y a todo esto, ¿qué harán los barones socialistas que amenazaban con irse a casa si se consumaba la ignominia? Nada, supongo, porque iban de farol. Ni uno solo de los diputados socialistas ha sido capaz de olvidar la disciplina del partido y abstenerse en la investidura, porque eso significaría la ruina política. Ahora, a esperar cargos, que de eso se trata. Miles de cargos, mayores o menores, esperan colocaciones a dedo. Como para rebelarse contra Sánchez, aunque esté en peligro el país, que al final no será para tanto. Lo que hace falta es que cumplan la mitad, como mínimo, de todo lo que han prometido, y tenemos que estar tranquilos porque Sánchez es un político de palabra. Que se muera la rana.