Lo que está sucediendo con Greta Thurnberg, la adolescente sueca de 16 años (¡¡adolescente!! ¡¡16 años!!) es el paradigma de la falta de criterio y de responsabilidad que reina en las sociedades actuales.
Greta debería estar en el colegio. Aprendiendo. Porque Greta es muy maja, pero no es científica, ni tiene preparación suficiente para defender algunas cosas de las que habla. Como espectáculo mediático es maravillosa. Y ya. Es muy lamentable que en el mundo entero se escuche con adoración a esta niña y no se preste atención a lo que dicen, desde hace años, los científicos de todo el mundo que, lógicamente, sacan años luz de diferencia a la niña que dejó de estudiar.
Está claro que gustan los mensajes facilones. Si lo dice una adolescente parece que se puede entender y, además, podemos construir esa heroína que siempre quisimos ser. Y aplaudimos que, con 16 años, deje de formarse en el instituto.
Greta Thurnberg es una jovencita con enormes limitaciones a la que van a destrozar la vida. Greta Thurnberg no sabe ni lo que dice. Parece que entiende y, sin embargo, alcanza a decir que la cosa está muy mala. Que vaya a clase y deje que los científicos dejen las cosa claras. Aunque no entendamos lo que dicen. Ellos si que dicen que la cosa está fatal con datos que resultan demoledores y certeros. Ellos sí saben lo que dicen.
Ha llegado el momento de decirlo con claridad: lo que entendamos algunos no se convierte en algo sagrado y cierto. Solo es la evidencia de nuestra gran ignorancia.