Viéndolas venir

Halloween no era de aquí

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Álvaro Romero @aromerobernal1
30 oct 2021 / 10:33 h - Actualizado: 30 oct 2021 / 10:35 h.
"Viéndolas venir","Halloween"
  • Foto: EFE
    Foto: EFE

Uno no era muy dado al Halloween como tampoco lo era, ni lo es, a otras fiestas ruidosas. Pero no por su origen, que es tan diverso como el de cualquier otro festejo que ya no sabe exactamente la madre o las madres que lo parieron, sino por esa estética tétrica y anaranjada que nunca me puso, la verdad. Dicho eso, tampoco entendía uno que le dijeran aquello, hace años, de que cuando seas padre comerás huevo. Era una frase críptica de las que te soltaban los mayores. Y será que ya uno es mayorcito. El caso es que ahora, viendo disfrutar a los críos con el Jalogüín y con la madre que lo parió, sea celta o americana, uno no puede evitar sonreír porque lo único trascendente es que los pequeños se lo pasen bien a pesar de los aguafiestas, los cenizos y los cretinos. Entre estos, ahora contabilizo a toda esa gente que asegura que no le gusta esa fiesta -y lo dice arrastrando las eses con ese asco característico del asco seseante- porque “no es de aquí”. Me lo cuenta mi hija de ocho años, que se lo ha dicho alguien... “Que no le gusta porque no es de aquí, dice, papi”, me dice ella. Y le he dado un encargo: “Pues dile que las papas y los tomates tampoco eran de aquí, pero ya lo son”. Y mi hija se ha quedado pensativa. Y yo con ella.

Cada uno habrá pensado en lo suyo. Supongo que ella en esa ilusión pequeñita de pedirles unas chuches a los vecinos vestida de calabaza, con su hermana de la mano. A mí, en cambio, se me ha quedado resonando la frase: “No le gusta porque no es de aquí”. He pensado que tampoco yo era de aquí, hasta que lo fui. He pensado en esa malévola frase convertida en desprecio en los colegios, en los pueblos, en las fronteras, en lo absurdo de su concepto para una humanidad cambiante que no es de ninguna parte y de todos lados, en esos tomates de mi pueblo que ahora son tan palaciegos y que, no hace demasiado, eran tan americanos como esas fiestas tan despreciables para algunos, simplemente porque no son de aquí. Y se me ha ocurrido que les preguntemos a todos esos cretinos de piel tan fina usando aquel estribillo de Los Chanclas: “¿Y tú de quién eres?”