¿Has hecho que tu vida sea extraordinaria?

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27 abr 2021 / 07:55 h - Actualizado: 27 abr 2021 / 09:04 h.
"Opinión"
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Al comienzo de la película «El club de los poetas muertos», el profesor Keating les susurra a los adolescentes que miran en las vitrinas las fotos gastadas de otros jóvenes, que antes que ellos pasaron por allí llenos de sueños y que en ese momento ya están muertos, el famoso Carpe diem, y después les dice: «Haced que vuestra vida sea extraordinaria». Los que visteis esa película hace 32 años, y todos los que la visteis después, y todos los que en algún momento de vuestra vida os encontrasteis con esa locución latina, ¿lo habéis conseguido?

Lo difícil, desde tiempos de Horacio -que fue el que escribió Carpe Diem en su Oda I.11-, ha sido rellenar el contenido de ese día. ¿Qué hacer con tus días para que tu vida se convierta en extraordinaria?

En la película, el guionista Tom Schulman se atreve a elegir -creo que tímidamente- las siguientes opciones: «Ser marinero del universo, dirigirme a todos los puertos» y «Mientras viva ser el rey de la vida, no un esclavo», aunque no nos aclara cómo conseguirlo. El profesor Keating recuerda, en boca de sus poetas preferidos que «La raza humana está llena de pasión», que «Prosigue el poderoso Drama y que tú puedes contribuir con un verso» y cita, del escritor y filósofo estadounidense autor de «La desobediencia civil», Henry David Thoreau, los versos: «Quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, para no llegar a la muerte descubriendo que no había vivido».

Mirar hacia atrás y preguntarse si he vivido me parece un buen acto de reflexión, aunque todo depende de los sueños que te hayas construido y del valor que le des a todo aquello que emprendiste.

Saber aprovechar el tiempo con el objetivo de hacer que nuestra vida sea extraordinaria me parece un reto al alcance de héroes. Porque no creo que Carpe diem sea el placer hedonista del presente continuado.

Ya no estamos hablando de tener por objetivo la felicidad, hablamos de tener una vida extraordinaria. Si «extraordinario» implicara lo que etimológicamente significa, «salirse de lo común», los ladrones y asesinos, por ejemplo, lo estarían consiguiendo. Pero no parece que esos modelos extra-ordinarios sean los que estamos buscando.

Quizás pareciera que el común de los mortales vincularía el concepto «vida extraordinaria» con «fama» o algo así: hacer algo que todo el mundo admirara. Pero, como se ve, extraordinario es aquello que uno mismo (y no los demás) puede considerar como tal. Opto por esa definición.

Pero ¿qué se puede considerar como extraordinario? Yo creo que todo aquello que implique crear algo. Por eso es tan fácil para la gente común tener una vida extraordinaria: teniendo hijos. Lo malo es que ser padres implica respetar una rutina que impone la crianza y que puede convertirse en lo contrario a algo extraordinario. Y luego están los creadores de cosas: de obras de arte, de empresas, de movimientos, de eventos. <¿Qué creó en su vida?». Eso definirá lo extraordinario de su existencia: una familia, una empresa, un libro, un concierto, un método, una idea.

No creo que lo extraordinario tenga que ser ponerte al límite: subir la montaña más alta, tirarte en paracaídas, dar la vuelta al mundo, eso sería demasiado simplón, y muy puntual.

Pareciera que la libertad para conseguir vidas extraordinarias está muy mermada porque para realizar determinados proyectos extraordinarios hace falta dinero y tiempo. Y resulta que cuando tienes dinero no tienes tiempo; y cuando tienes tiempo no tienes dinero.

Por eso la elección de una profesión me parece tan importante: porque si eliges una profesión que te puede procurar momentos extraordinarios estás consiguiendo usar tu tiempo en algo que hace que tu vida merezca la pena. Si te planteas el trabajo como un esfuerzo para la subsistencia para luego en tu tiempo libre (que ya es poco si trabajas cada día y once meses al año) intentar hacer algo extraordinario, estás pillado y te será difícil hacer algo extraordinario.

Creo que esta es la razón por la que nos suele parecer que el que tiene por trabajo el deporte de élite o los artistas profesionales o los empresarios de éxito tienen vidas extraordinarias: porque han orientado su vida hacia proyectos creativos exigentes pero satisfactorios.

En fin, parece que hay dos retos: averiguar qué hace la vida extraordinaria y luego tener tiempo, dinero y agallas para hacerlo.

Aunque los griegos tenían otro plan: el fin de la vida es el saber, conocer, comprender el mundo y sus ideas y su arte y su historia y sus gentes y sus lugares. Saber. Tampoco me parece una mala fórmula para conseguir una vida extraordinaria, porque lo ordinario es la ignorancia.