Los medios y los días

Hasta que llegó su hora

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03 oct 2020 / 04:01 h - Actualizado: 02 oct 2020 / 19:03 h.
"Los medios y los días"
  • Hasta que llegó su hora

¿Quién ha dicho que no había nadie en todo el oeste de Texas más rápido con el revólver que Donald Trump? Se llama Sars Cov y no sólo habita en Texas sino en Kansas, en Florida, en Arizona y en todo el planeta, posee el don de la ubicuidad y con el revólver en mano es rápido como el viento, dicen que sólo una jeringa puede derribarlo y que esa jeringa se encuentra en un lugar misterioso como el Santo Grial, por eso hay miles de caballeros de la tabla redonda que han salido en busca de la aguja que lo detenga.

Es lo que siempre ha ocurrido en el oeste americano: uno se las da de rápido desenfundando hasta que llega otro y al lado de este Sars Cov, Pat Garret y Billy The Kid son mocosos de guardería con pistolas de agua, así que Trump tenía poco que hacer, estaba jugando con fuego y se ha quemado. Lo mismo les ha ocurrido a Bolsonaro El Bocazas y a Jonhson El Rubio, que han sucumbido ante Sars el Omnipresente al que le pasa como a la subversión en tiempos de Franco: nunca descansa, nunca da de mano el pajolero.

Supongo que habrá mucha gente contenta con el contagio de Donald, para qué lo vamos a dudar. Yo le deseo al hombre que se ponga bien cuanto antes porque es un bravucón pero anima el mundo. Ahora bien, los sectores del aceite y de la aceituna negra puede que estén festejándolo. Y los gais y las feministas. Que tengan cuidado, a dos metros todos y con mascarilla, que a Sars las fiestas y las bullas le chiflan, él se dedica a invadir células, igual que a Drácula le interesa sólo la sangre, a Sars le van los hospedajes en el Hotel Célula, el tío entra y sale sin pagar pero a ver quien le dice algo con esa rapidez que le imprime a sus pistolas y sin tener nosotros la jeringa con el líquido mágico dentro. A joderse y a morirse. Sars Cov es un gorrón de mucho cuidado.

Los tres machos alfas más conocidos en el mundo han sucumbido ante el persistente pistolero invisible. Los tres decían algo muy lógico, muy nietzscheano-darwiniano: esto se acaba en cuanto se lleve por delante a los débiles pero de parar la máquina nada de nada. Se creían poderosos pero en cuanto probaron dos refranes la cosa dio un giro. Uno es ese que dice “Justicia, señor, pero por mi casa, no”. Y el otro, “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Llegó Sars El Justiciero y se les metió en la cabeza, se acabó la chulería, los rubios arios se creían la raza superior y mordieron el polvo, estos parece que se creían inviolables y ni los servicios secretos ni sus guardias de seguridad han podido detener al intruso que ni siquiera ha tenido que rellenar ese papelito que daban en los aviones antes de aterrizar en suelo gringo en el que tenías que anotar si escondías o no la intención de atentar contra el presidente de los USA. Es más, Sars Cov el Intangible escribe que sí y no lo pueden ni detener porque ni el hombre al que llaman más poderoso del mundo tiene jeringa.

Otras veces he dicho que a mí Trump no me cae mal y he añadido que eso no significa que me caiga bien. Le quitó dos postulados a la izquierda mundial nada más llegar al poder. La izquierda tenía como una de sus principales batallas impedir que se firmara el acuerdo trasatlántico de comercio y además criticaba ferozmente la concentración mediática. Pues llegó Trump y no siguió adelante con lo que Obama tenía muy adelantado con la UE cuyo nombre en inglés es Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP). No veas la que daban los de Podemos, los de Attac y otros con el TTIP porque iba a ser la dictadura de las multinacionales y creo que es cierto. Pues o lo están haciendo en secreto o la izquierda ha enmudecido porque lo ve bien. Por otro lado, lleva Trump todo el tiempo peleando contra casi todos los grandes grupos mediáticos de su país menos con los de Murdoch (News Corporation) y diciéndoles que no les va a permitir que se concentren tanto y que mienten sobre su figura, cosa que tiene base porque todos apostaron en su día por Hillary Clinton, incluso sufragaron parte de la campaña de la exprimera dama.

Nadie ha podido con Donald el Sinmáscara menos Sars Cov el Implacable. Ahora que ha pasado la justicia por su casa espero que cuando sane escarmiente un poco porque más no se le puede pedir.