La Gazapera

¿Hay un flamenco de mujer?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 mar 2021 / 09:47 h - Actualizado: 19 mar 2021 / 09:49 h.
"La Gazapera"
  • ¿Hay un flamenco de mujer?

No hay palos flamencos de hombres y de mujeres, como alguna vez se ha dicho. Es verdad que los hay que rara vez son interpretados por las cantaoras porque están muy marcados por los cantaores. Por ejemplo, las tonás: martinete, debla, carcelera... La Niña de los Peines fue la mejor cantaora de la historia y lo cantó casi todo menos aquellos palos que creyó que no debía de cantar. Sus dos hermanos eran genios del cante de fragua, o sea, de tonás, y ella ni se planteó cantar esos estilos aunque los hubiera bordado porque era una gran saetera y la saeta no deja de ser una toná religiosa. Quiero decir que una saeta por seguiriyas y una toná son palos muy parecidos y se necesitan las mismas facultades para hacerlos con solvencia y de manera brillante.

Pastora Pavón entendió que teniendo en su casa a dos genios, hubiera sido una osadía grabar el martinete o la debla. Sin embargo fue una gran intérprete de las seguiriyas, cante que para Juan Talega no era propio de las mujeres, a pesar de que ya lo cantaran antes de él nacer. Por ejemplo, la isleña María Fernández Fernádez, María Borrico. O la Josefa, la madre del bailaor Faíco. O la Serrana, la hija cantaora de Paco la Luz. O la Parrala, que era capaz de meterle las cabras en el corral al mismísimo Silverio en su propio café. Más tarde llegó Isabelita de Jerez, que fue una seguiriyera de una calidad extraordinaria. Y años después, la Paquera de Jerez o Carmen Linares, dos grandes seguiriyeras.

No hay palos de mujeres como no los hay de intérpretes no gitanos. Antonio Mairena llevaba a cantaores gachós a su festival y les decía qué palos debían de cantar. El maestro de los Alcores hizo una división entre cante gitano y cante payo, esto es, no gitano. Entendía que los llamados por él “cantes básicos” (tonás, seguiriyas, soleares y tangos), eran de los gitanos, pero lo cierto es que desde los mismos orígenes del cante, los gachós cantaban los mismos cantes que los gitanos. De hecho, el mejor seguiriyero del siglo XIX, Silverio Franconetti, no fue gitano, aunque lo adoraron los Ortega de Cádíz, Curro Dulce o los jerezanos Manuel Molina y el Loco Mateo. Tampoco fue gitano el cantaor sevillano José Lorente y dejó una soleá de su creación, así como el trianero Ramón el Ollero o el gaditano Paquirri el Guanter.

Don Antonio Chacón dijo que el fandango era un cante “de criada”, cometiendo un gran error porque hubo verdaderos genios del fandango, como fueron Manuel Vallejo, Manolo Caracol, el Carbonerillo, Antonio el de la Calzá o José Rebollo. Para restarle valor a ese palo, Chacón no solo dijo que era de mujeres, sino de criadas, cuando los grandes intérpretes del fandango fueron casi todos hombres, desde el mítico Juan Breva hasta Camarón de la Isla o Paco Toronjo.

No hay un flamenco de mujeres. Quizá haya una escuela de baile de mujeres, pero no de cante o de guitarra. No se puede hablar de una escuela femenina de cante jondo, aunque lo digan flamencólogos despistados.