Nos piden que nos duchemos en pareja para ahorrar gas y agua. A los solteros, supongo, les esperan ver duchándose vestidos para hacer la colada al mismo tiempo que se asean. Y a las parejas les pedirán que no se miren entre sí porque igual se pegan un tiempo mucho mayor bajo el grifo abierto.
Yo me sumo a la lista de recomendaciones con humildad.
Creo que los usuarios que cocinan con gas deben hacerlo con los fogones al mínimo y añadir palitos para ir haciendo brasa que ayude al ahorro. Se recomienda el uso de astillas de madera de encina.
Además, el agua que se use para cocer verduras... ¡exacto! a la ducha mientras esté calentita. Como la ducha va a ser en pareja, uno se la puede echar por encima al otro. Los solteros o solitarios o egoístas pueden cenar un caldito mientras se duchan. Sin demasiada sal que luego sube la tensión.
Todo esto es muy absurdo ¿verdad? El mundo nos está quedando ridículo, grotesco y patético. Ya confundimos ser creativos con ser bobos; ya confundimos las soluciones con las ocurrencias; ya confundimos la realidad con lo que ocurre en las redes sociales. Si este es el nivel, efectivamente, la cosa está casi imposible.
Ay, si los políticos hicieran su trabajo sin pensar en su futuro personal y el de su familia; ay, si los analistas económicos dieran en el clavo una vez (solo una vez); ay, si tuviéramos en cuenta que el mundo en el que vivimos es el único posible y que si nos lo cargamos estaremos condenados a la extinción como especie.
Ducharse en pareja como remedio del enorme problema... si no lo veo no lo creo.