Pasa la vida

Hong Kong es nuestro paraguas

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
26 ago 2019 / 09:39 h - Actualizado: 26 ago 2019 / 09:41 h.
"El Silencio","Espacio","Universidad","Pasa la vida","ETA","Política"
  • Hong Kong es nuestro paraguas

La movilización democrática de Hong Kong, la denominada 'revolución de los paraguas' desde que en 2014 millones de hongkoneses defienden con un admirable talante pacifista ante la dictadura china su vocación de vivir con un sistema constitucional como el nuestro (gobierno elegido por el pueblo mediante sufragio universal, derechos y libertades fundamentales,...), le da cien mil vueltas a las 'contracumbres' anticapitalistas promovidas cerca de Biarritz, tanto en territorio francés como en español, a propósito de la Cumbre del G-7 encabezada por Donald Trump. Con Bildu sacando pecho como 'movimiento de liberación' para ejercer de anfitrión de los activistas foráneos. Si éstos supieran a cuántas personas asesinó ETA, y a cuántas aterrorizó y extorsionó con sus prácticas mafiosas, se les quitarían las ganas de codearse con Otegi y sus compinches. En los zulos etarras no había espacio para manifestarse.

Es perturbador el silencio de la comunidad internacional y la falta de empatía de las organizaciones políticas y sociales ante la dignísima lucha de Hong Kong por no quedar subsumida inexorablemente en la implacable tiranía pequinesa. Para capitalismo salvaje, el abanderado por el Partido Comunista Chino. Si lo que está sucediendo en la antigua colonia británica estuviera acaeciendo en Vietnam, o en Colombia, o en Polonia, o en Angola, en multitud de ciudades europeas habría infinidad de actos de protesta contra el opresor y de apoyo a los oprimidos. Y casi todos los partidos políticos españoles dirían que es inaceptable.

El pulso que se está librando allí entre David y Goliat nos toca muy de cerca. No solo porque el 'made in China' está en nuestras casas por doquier. El intento de ser al menos una excepción al modelo de prosperidad sin libertad también es un dique que protege mantener durante más tiempo el sistema democrático europeo. El régimen chino, que hace un esfuerzo colosal por controlar internet para mantener a 1.400 millones de personas alejadas del pensamiento crítico, no se puede permitir que en los ambientes estudiantiles de sus metrópolis se extienda una red de catacumbas de disidencia que llegue a cuestionar las arbitrariedades 'de toda la vida', atreviéndose bajo la inspiración de los paraguas de Hong Kong. Nosotros necesitamos esos paraguas. Porque, de lo contrario, antes llegará el día en que arreciará la lluvia ácida contra nuestras garantías: libertad de pensamiento, presunción de inocencia,...

Quienes tuvimos la posibilidad de conversar en Sevilla en 2015 con Kin Man Chan, profesor de Sociología Política de la Universidad de Hong Kong, y uno de los fundadores de la plataforma cívica que impulsó la 'revolución de los paraguas', comprobamos su talla intelectual y su integridad moral. Nuestros 'revolucionarios' oficiales no lo tienen en su santoral. Lógico, su sencillez y autenticidad están en las antípodas del postureo. Lo tenía fácil para exiliarse, y evitar el procesamiento que pendía sobre él. Pero ni se le ocurrió dejar en la estacada a sus paisanos. Este año Kin Man Chan ha sido condenado a 16 meses de cárcel. Que su calvario no sea en vano.