Idealistas y otras falsedades

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11 dic 2022 / 10:48 h - Actualizado: 11 dic 2022 / 10:52 h.
"Vivienda","Hipotecas","Alquiler"
  • Un escaparate de compraventa de pisos. / EFE
    Un escaparate de compraventa de pisos. / EFE

¡Qué nombre más impropio! Llamarse idealista dónde el idealismo brilla por su ausencia. Varios portales inmobiliarios, entre ellos el que luce tan bonito nombre, fueron multados hace poco. Posiblemente no fueron multados por lo más importante: por subir precios. Porque ellos “no suben precios” ¡que va!, ni ellos ni las inmobiliarias, quienes “no” van en busca del mayor beneficio posible, porque el 10% de lo que sea es más voluminoso cuanto más voluminoso sea el precio que sea. Voluminoso ya es poco. España no es un país industrial porque lo es de aprovechados por el negocio fácil, y lo fácil es el brutal beneficio de la construcción cuando hay burbuja, y ahora mismo se están creando dos. Esta vez no caerán los bancos, se han aprendido la lección. La pagarán los compradores, como siempre, y en especial como siempre los inocentes arrendatarios para quienes “las cosas están así”, ignorantes de que no están. Las han puesto. No es lo mismo.

Inmobiliarias y portales inmobiliarios —eso que, según parece, los últimos no perciben comisión por ventas ni por alquileres—, siguen interesados en el precio más alto posible en la venta de vivienda de segunda mano y en el alquiler. Creen que cuanto más alto sea el precio mayor será su comisión, no consideran que los altos precios retraen ambos negocios y su negocio retrocede. Por eso están creando dos burbujas, una de venta, que pagarán los compradores y algunas inmobiliarias con el cierre, igual que en la de 2008 y otra de alquiler, que pagarán solamente los arrendatarios como ya se ha dicho. Esta última ya está bien inflada, los propietarios, chicos y grandes, ya se han lucrado sobradamente, o sea, para entendernos: ya está madura para la explosión. No hay más que esperarla.

Sin embargo todavía siguen mintiendo: aseguran que los precios suben sin parar, sin embargo sólo han subido los del alquiler y no “han” subido: los han subido ellos, su ambición. Los de venta están bajando, estos sí obligados. Es normal, en un mercado dónde las hipotecas se han ido a las nubes hay que estar en la nube para alcanzar una. La subida de intereses arruina a los actuales endeudados y hace pensárselo a quienes pensaban endeudarse. Entretanto, se repite el razonamiento de aquel “listo” arquitecto propietario de un piso cutre y pequeño por el que pedía 700 euros/mes y una casa que sumaba 100 metros entre las tres plantas. —“Como la gente no puede comprar tiene que alquilar” por lo que esperaba lucrarse. Todavía están sin alquilar, pero él sigue pensando en forrarse. La insolidaridad cada día es más lacerante. Lacerante, lastimoso, vergonzoso, es como aprietan los grandes propietarios. Pero más grave aún como oprimen los pequeños. Aquellos que quieren gozar de un sueldo extra, vivir a costa de otra familia que tiene menos que ellos. Luego llaman “morosos” a quien el salario no le alcanza para pagar. —“Pues yo no soy una ONG”, dicen con todo el descaro los especuladores.

Lastimoso es que una familia exprima de esta forma a otra familia. Y que los partidos de la derecha y alguno de la llamada y pretendida izquierda, quieran mantener tan insostenible actuación, inconscientes de que el mejor seguro de pago es un precio razonable. Y razonable es que el alquiler no llegue al 30% de los ingresos. “—Pues que se busque un piso que pueda pagar”. Pero como los propietarios se copian unos a otros en un increíble modelo más cercano al oligopolio que a la libertad de mercado ¿dónde hay un piso que pueda pagar? Si el salario actual son mil euros, aunque hay muchas personas que todavía no alcanzan esa cifra ¿cómo se pueden pagar seiscientos o setecientos euros en un barrio obrero, precios aconsejados por muchas inmobiliarias y defendidos por muchos portales? Y que los partidos de la derecha con Feijóo y Moreno Bonilla en cabeza se niegan a minorar.

La solución está en manos del gobierno. Claro. En su mano está aplicar una solución drástica, que solo podrá venir con un gobierno fuerte fuera de la influencia del PP y los ultras, con medidas para obligar a bajar precios o construyendo suficientes viviendas para las familias necesitadas. Algo tendrán que hacer. Pero no lo esperemos de la derecha recalcitrante, la más dura de Europa.