Los medios y los días

Iglesias contra Ayuso, ¿no es raro?

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28 mar 2021 / 04:04 h - Actualizado: 28 mar 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Jose Velasco - Europa Press
    Jose Velasco - Europa Press

El otro día estaba viendo en la televisión las pugnas Iglesias-Ayuso y viceversa y de pronto algo me saltó dentro de la cabeza: ¿estos dos por qué se disputan los mismos votos? La pregunta que me hice no creo que sea baladí porque aquí falla algo: o los candidatos -él y ella- están algo despistados o son los electores quienes sufren tal condición. Ella se presenta como liberal y no le hace ascos al neoliberalismo. Él ha dicho otras veces -no se prodiga mucho pero lo ha dicho- que es comunista. Se supone que el ciudadano demócrata atesora unos conocimientos que le permiten distinguir entre el comunismo y el liberalismo. Si no fuera así, el asunto me preocupa y es motivo suficiente para que me vuelva a quedar en casa en los próximos comicios, me trae sin cuidado a quien pueda beneficiar mi nueva abstención porque si el voto de los que nos preocupamos por distinguir bien entre las ideologías va a valer lo mismo que el de los que votan con el corazón, me refugio en el hogar por respeto a la democracia y me uno a lo que pensaban eminentes filósofos como Hegel o Husserl quienes daban por supuesto que el pueblo no sólo no tenía siempre la razón sino que lo más probable es que se equivocara.

No solamente soy consciente de lo anterior sino de que ahora hasta te ponen más fácil ser ciudadano demócrata porque te dan becas y títulos con suspensos y todo pero irrumpe un momento en el que sentencias hasta aquí hemos llegado, la democracia no se merece esto y cosas peores que me autocensuro, hay que tener un respeto por las minorías que, si mis sospechas son ciertas, repito que su mejor proceder sería resguardarse en casa. Como hace ya muchos años me decía un amigo poeta, estoy harto de escribir versos para el pueblo, ya es hora de que el pueblo “suba” a leerme. ¿Es esto elitismo? Bueno, ¿y qué?, ¿acaso el llamado pueblo no aspira a imitar a las elites adineradas y llegar a ser como ellas? Oiga, que ser ciudadano demócrata exige un esfuerzo, ¿saben lo que significa la palabra esfuerzo, codos? Es algo que no ha cambiado por más que cambien los tiempos: quien desee lograr algo importante se lo tiene que currar a fondo y esto vale igual para la izquierda que para la derecha, de ahí que planes de estudios como el de Celáa y otros no sean progresistas sino que son... nada.

El liberalismo y el comunismo son dos formas esencialmente distintas de concebir la existencia. No son variaciones sobre un mismo tema mercantil sino que suponen revoluciones mentales, éticas, socioeconómicas, que pueden llevarse a cabo poco a poco o de repente, depende de condiciones objetivas de todo tipo. Ni en España ni en el mundo hay liberalismo auténtico si nos atenemos a la filosofía moral de sus “fundadores” más conocidos, por ejemplo, Smith o Hume, que defendían una cierta presencia del Estado para equilibrar el egoísmo humano. El egoísmo que el liberalismo le supone al humano no está ahí para fastidiar y pisar al otro sino para que ese otro se beneficie de él. No parece que eso se observe en el mundo y en España a pesar de los indudables avances que nos ha traído esa ideología, con matanzas y sin ellas.

El comunismo es renunciar a muchos objetos y al patológico consumismo que lo llena todo de contaminación y destrucción. El comunismo es rearme defensivo y nada de paz sino de estar al loro ante el enemigo liberal que actúa igual respecto a su enemigo. El comunismo ha hecho cosas terribles, como el liberalismo o la Iglesia, y eso se debe asumir críticamente. Es famosa la frase del compositor, guitarrista, cantante, productor discográfico y director de cine Frank Zappa: “El comunismo no funciona porque a la gente le gusta poseer cosas”. Y, para qué nos vamos a engañar, muchas de esas cosas son pamplinas a lo Ale-Hop. Poseer no es lo mismo que tener, el primero de estos verbos encierra un yoísmo innato. Claro que Iglesias sostendrá que eso sucede por la educación liberal-capitalista, vamos, como Rousseau, al que Marx siguió y metió la pata por eso en su alternativa proletaria, tomando por idiotas a los capitalistas.

Si Iglesias pensara en una educación liberal autodestructiva, ¿qué hace para evitarlo? Si gana las elecciones -afirma- va a llegar al gobierno de Madrid y va a levantar las alfombras para luchar contra la corrupción. ¿Y qué? ¿Qué le importa eso a los cuatro millones de parados y a los pobres de solemnidad? Hasta ahora he visto poco a nada de “programa, programa, programa” y mucha bulla, ¿Ayuso por qué no educa más en su liberalismo y ataca menos al comunismo moribundo? Llevamos años aguantando peleítas políticas. Miedo me da de que el votante pase en unos días de ser liberal a comunista o al revés, ¿qué clase de personal es ése?, ¿qué clase de mundo es éste, donde unos rizos femeninos o una coleta masculina pueden tener más poder que el conocimiento de la Historia?