Albatros

Incomodidades

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Jesús Ollero ollerista
29 may 2021 / 10:49 h - Actualizado: 29 may 2021 / 10:57 h.
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  • Juanma Moreno. EFE/Julio Muñoz
    Juanma Moreno. EFE/Julio Muñoz

El Gobierno del cambio se ha convertido en un gobierno como los demás, no de repente pero ahora sí de forma más evidente. El giro de Vox no tiene que hacer peligrar el año y medio que falta de legislatura, pero si esta vuelta de tuerca se mantiene mucho tiempo lo va a hacer todo incomodísimo para un equipo que ha estado muy acostumbrado a navegar entre fuerte marejada externa (listeriosis) y tsunami global (pandemia) pero no a tener inconvenientes notables a nivel interno. Se acabó el recreo, o eso parece.

Observando al PSOE andaluz ‘descuartizándose’ a sí mismo, a Podemos Andalucía inmerso en una guerra tribal que le acabará pasando factura y a Ciudadanos enfilando poco menos que la causa de disolución, el PP miraba al horizonte con sonrisa contenida y todo a favor.

Ocurre que el aldabonazo de Ayuso en Madrid dejó claramente insatisfecho a Vox, que esperaba ser determinante allí y ha terminado por ser muy poco relevante en el momento en que todo lo que no sea apoyar a la nueva superlíder es alinearse con la izquierda radical, el frente popular, los partidos del gobierno golpista y otras lindezas que dedica la formación de Abascal a los partidos de izquierdas con representación parlamentaria.

El cambio de portavoz en Andalucía y el giro hacia la confrontación experimentado con Vox promete grandes tardes parlamentarias desde la perspectiva periodística (¿alguien sigue la actividad de las Cinco Llagas fuera de los círculos políticos o periodísticos?). Tumbar la ley urbanística puede haber sido un aviso de lo que son capaces o una declaración de intenciones para forzar (hasta donde pueden forzar) a Moreno Bonilla a un adelanto electoral que con las coyunturas respectivas sólo parece querer Vox. Y, probablemente, haber sido más colaborador y menos alborotador haya hecho que su discurso toque techo, de manera que un regreso a la gresca permita a los voxianos recuperar su tendencia electoral ascendente.

El PP, a fin de cuentas, está disfrutando de su gran momento, el que esperó 40 años, y no parece dispuesto a que nada ni nadie se lo estropee. Ni siquiera la Covid, que acapara (lógicamente) tanto nuestra atención que tapa cualquier desajuste. Entre eso y que el argumento del miedo a la derecha ya no cuela, esperan con cierta base repetir mandato aunque Ciudadanos se volatilice. Tendrán que hacerlo con Vox salvo que Juanma haga un Ayuso pero a lo bestia. Y ahí es donde la extrema derecha comparece ante los periodistas altanera y henchida de orgullo: será con nosotros o no será.