La vida del revés

Irene Montero se acuesta con quien le da la gana y con Franco había elecciones

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21 oct 2020 / 10:02 h - Actualizado: 21 oct 2020 / 10:19 h.
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Nuestros políticos han perdido los papeles y será difícil que vuelvan a tener una actitud normal porque son maleducados, insolentes, macarras, incultos y muy mediocres.

Antes, el que no leía, o era un zoquete con las matemáticas; o no sabía construir una frase con sujeto, verbo y predicado; se quedaba calladito y evitaba dejar a la vista de todos sus miserias. Ahora, esos mismos se dedican a la política. Y presumen de ser un cubo de ignorancia o de chulería. Y mienten si es necesario para conseguir un puñadito de votos (escuchar al secretario general de Vox, Ortega Smith, decir que durante la dictadura franquista había elecciones ayer en TVE, fue completamente repugnante). No parecen conocer los límites, los políticos se han asilvestrado de una forma incomprensible que nos va a llevar a territorios peligrosos de los que se sale con muchas dificultades.

El discurso de los políticos actuales va de lo inútil a lo cómico, de lo vacío a lo inaguantable. Las formas de los políticos de hoy son barriobajeras, indignas e insultantes para el pueblo al que representan. El Congreso de los Diputados y el Senado se han convertido en corralas llenas de vecinos gritándose unos a otros, se han convertido en el vertedero de la palabra (fueron el templo de la palabra hasta hace unos años).

Ayer, en el Senado, se produjo un cruce de palabras entre la senadora del PP Adelaida Pedrosa y la ministra de Igualdad, Irene Montero, que resulta desolador. La desfachatez y la falta de tacto de la senadora del PP al dirigirse «de mujer a mujer» a la ministra fue una vergüenza de principio a fin. Pedrosa le preguntaba a Montero: «¿Siente usted vergüenza por compartir su vida con un machista o va a seguir callada? ¿Es usted una mujer sumisa a un macho alfa?» Esto es inaceptable, molesto e innecesario. Nadie se explica qué aporta esto al debate político. Ni siquiera se explican estas palabras sabiendo que se estaba tratando el papel del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el caso Dina. Un desastre.

Y la señora Montero contestó. Dijo: «Yo me meto en la cama con quien me da la gana, (...) más quisieran ustedes que poder decirles a las mujeres y a las personas que con quién tienen que acostarse». ¿A las mujeres y a las personas? Habrá que preguntar a la ministra si es que las mujeres no son personas. ¿Qué son las mujeres? Y el tono de la contestación se califica por sí mismo. En fin, una catástrofe.

Si pensamos en manos de quién estamos es para echarse a temblar. Son incapaces de contestar desde la reflexión, desde la calma o desde el intento de búsqueda de soluciones. La ironía no es algo que exista para nuestros políticos. El lenguaje es una herramienta que rompen a diario en mil pedazos. Y todas las ideas que tienen se pueden escribir en un confeti. Ay, qué pena.