Los medios y los días

Irene Montero y El baile de los vampiros

Image
18 nov 2022 / 05:00 h - Actualizado: 18 nov 2022 / 05:00 h.
"Los medios y los días"
  • Irene Montero y El baile de los vampiros

Algunas veces me he referido a la divertida película de Roman Polanski, El baile de los vampiros. Un alocado profesor se marcha a Transilvania con su discípulo preferido con la misión de investigar el fenómeno vampírico. El muchacho se enamora de una posadera joven que es mordida por el Drácula de turno sin él saberlo. Al final, el profesor, el discípulo y la muchacha se marchan de nuevo a la civilización montados en un trineo. Conduce el profesor mientras los tortolitos van en la parte de atrás. Por el camino, la nueva vampiresa muerde al novio y una voz en off dice, más o menos, que el profesor que había ido a estudiar in situ a los murciélagos mordedores resulta que se los lleva consigo a que invadan todo el planeta.

Irene Montero ha dedicado su corta y azarosa vida a defender a las mujeres, sobre todo a las que piensen como ella. Y el resultado es que están soltando por el mundo a los vampiros que las agredieron. Eso sin contar con la separación irreconciliable que ha llevado a cabo entre muchos hombres y mujeres, en la línea de lo que hizo Franco en la guerra civil y cuarenta años después, en este asunto tiene maestros como Sánchez y Pablo Iglesias. Para colmo, la ministra y sus adláteres reaccionan de una forma que me es muy familiar por mi experiencia vital y de profesor universitario. La mejor defensa es un buen ataque, lo que ocurre es que hay que saber atacar con fundamentos sólidos y este personal no sabe callar cuando habla el que más sabe ni conoce la palabra autocrítica ni el concepto de humildad. En su delirio, ven machistas y fachas por todas partes, no sólo están llegando borrachas a casa a la hora que decidan sino ya con delirium tremens.

Estamos ante la generación de niños ayer empoderados y hoy ocupando sillones de ministerios y similares. Me he tropezado con bastantes de ellos en las revisiones de exámenes: han pasado olímpicamente de la asignatura durante todo el curso con la excusa de que están trabajando o que han tenido el Covid o una estancia en la Universidad de Manchurria. No han solicitado ni una tutoría ni presencial ni online ni por email. Obtienen un 1 o un 2 en el examen y entonces aparecen, van a revisiones y te cuestionan las preguntas que les has puesto al margen de afirmar sin pudor que merecen un aprobado. Se saltan las disposiciones del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) que obligan a una cierta asistencia a clase y a seguir la materia y encima pretenden quedar por encima del profesor como Montero y sus ayudantes actúan en relación con las juezas y jueces.

A veces les he dicho a mis alumnos presenciales que hoy uno de ellos puede pasar directamente desde el pupitre a Las Cortes y de ahí a un ministerio, basta con que los fiche Podemos y sean dóciles. El resto me lo conozco hasta a nivel personal, yo fui un hijo único mimado en exceso al que sus padres le echaban en cara una frase: “Este niño siempre quiere salirse con la suya”. Y era verdad, aunque no fuera mi culpa, en principio. Pero sí lo fue después, he pagado y pago aquellos berrinches de infante idiota. Los padres y los educadores en general no tienen que estar ahí toda tu vida. Primero te educan, luego tú te reeducas, Descartes puro: uno, crítica de los saberes recibidos; dos, formulación de una nueva ética. La nueva ética se lleva a cabo tras una autocrítica feroz de uno mismo que te vaya poniendo en tu sitio. Yo he desechado en mi autoeducación, primero, a la religión destructiva por ser un imaginario que mata mentalmente o echa a pelear a los humanos. Segundo, a la alternativa marxista -no a su materialismo histórico-. Por tanto, hace bastantes años que tiré a la papelera a estos pseudomarxistas que en el fondo sólo son niños enrabietados que ven fantasmas por todas partes y carecen de capacidad de rectificación y de la virtud de reconocer que podrían haberse equivocado. De ahí que extiendan la estupidez caníbal por todo el mundo.