Iribar, Esnaola y la primera Copa del Rey del Betis

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05 mar 2023 / 04:00 h - Actualizado: 05 mar 2023 / 04:00 h.
"Tribuna"
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Esta semana Iribar ha cumplido ochenta años y varios cancerberos de la Primera División española -entre ellos Sevilla FC, Cádiz CF y Betis Balompié, vestirán de negro como antaño.

De todos los personajes de aquella época, están los privilegiados por el régimen, aquellos que siempre tenían y tendrán, a diferencia del coronel, quien les escriba.

Santana, El Cordobés o Julio Iglesias eran los símbolos de la cruz y la espada y eso que Manolo era hijo de republicano represaliado.

Cuando ganó Wimbledon, Franco le organizó una recepción. De súbito, al darle la mano, el dictador se le acercó susurrándole al oído, frente a los flashes del Nodo y de la Agencia EFE, “a veces algunos pagan justos por pecadores.” en referencia a su padre de bandera tricolor.

Sin embargo, Iribar fue alérgico a los focos y éstos a él, a pesar de ser el más relevante futbolista de la historia de este país, sin necesidad de besos que son cruz, a lo Carbonero.

Junto con Quino (el que le falta a Alberto García Reyes en su particular triunvirato bético de Luis del Sol, Esnaola y Gordillo) y Villar, fundaron la Asociación de Futbolistas Españoles. No todos eran astros cuyas estampas intercambian los niños al albur de los postigos del mercadillo semanal.

Este otrora ocre de su uniforme, refulgirá este Domingo, como el olor a palodú y a canela, frente a la amarillenta luz que serpentea y se cuela entre las del insomnio nuestro de cada día.

Pero, toda aquella remembranza, me ha regresado aquel momento de 1977 en que fuimos una ola más de aquella inmensa marea, en la que media Sevilla lloró cuando el que había sido su suplente, Esnaola, paró aquel su ultimo penalty. Ay, las trece rayas y su ciudad del Sol... Pronto –si dejamos a Haro y compañía- ni las primeras, ni Heliópolis, serán alas que arraiguen, sino raíces que vuelen.

Me cuenta Angel Villar –que compartió equipo con él- que el que fuera entrenador croata de su Club Pavic, le recriminó en una ocasión que no se levantara, mientras el guardameta guipuzcoano permanecía de pie en el vestuario.

Y de aquella final, cómo él pidió a su Entrenador no lanzar desde los once metros. Que bajó a destiempo al vestuario, hasta que uno de los utilleros lo llamó y se vio obligado a hacerlo.

Esnaola se convirtió en Dios. Hay fotos que son monumentos, en las que nos colamos en instantes que parecieran solo de ellos. Y así fue al estrecharse ambos las manos.

¿Qué pasó por la mente de Iribar cuando su “segundón” interceptó el balón? Nunca lo sabremos, como no tenemos respuestas a todos los “y si” de nuestras existencias.

Aprovecho un renuncio y escarbo entre los recuerdos de Villar, para preguntarle:

“¿Pero, quién era mejor, Esnaola o Iribar? “

“Vete a tomar por culo”, me contesta.

Chopo lo apodaban, justo como la “espuma de la montaña” que decía Machado.

Y a mí, esta forma de evocar me parece muy bien... Iribar sigue en pie, y nosotros con él...