La vida del revés

Isabel Natividad Díaz Ayuso no es perfecta ni falangista

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23 feb 2021 / 09:07 h - Actualizado: 23 feb 2021 / 09:15 h.
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  • Isabel Natividad Díaz Ayuso no es perfecta ni falangista

Que Isabel Natividad Díaz Ayuso tenga un pasado falangista es igual de irrelevante que su presente liberal o su futuro en las filas de una formación antisistema. Da igual lo que haga esta señora porque su mediocridad es tan pasmosa que todo lo demás desaparece para que la baratija en el discurso o la bisutería ideológica se impongan.

Dice el periodista Eduardo García Serrano que la actual presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid era una falangista «de rompe y rasga»; otros dicen que sigue siendo una facha; pero pocos fijan el foco en lo esencial, pocos quieren asumir que Isabel Natividad Díaz Ayuso es producto del marketing político, que llegó a la presidencia de Madrid de rebote y que no se pueden hacer las cosas peor.

Me asombra que sean muchas las personas que vean en esta mujer a una especie de Agustina de Aragón que pelea por los madrileños como nadie lucha en el resto de España por los suyos. Me asombra porque es falso, radicalmente falso.

Una mujer que dice, por ejemplo, al referirse a la situación política en Cataluña que «No se terminó con diálogo con el nazismo»; o que dice (no sabemos la razón) que «El hombre por sí mismo no es un ser violento, porque el hombre también agrede al hombre»; o «Un día os iréis de vacaciones y cuando volváis Podemos habrá dado la casa a sus amigos okupas»; no puede aspirar a ser respetada como pensadora, ni como líder espiritual; eso seguro. En realidad, diciendo esas cosas se puede aspirar a poca cosa.

Si Isabel Natividad Díaz Ayuso fue falangista me da exactamente igual. Estamos rodeados de personas que fueron una cosa y ahora son la contraria. Y es que en nombre de la evolución del pensamiento se hacen cosas maravillosas. Por ejemplo, se puede votar a Podemos y ese mismo día tratar de no pagar el IVA en una factura. Aquí no se libra nadie. El problema es mucho más profundo que haber estado haciendo el imbécil de joven con una bandera en la mano sin entender ni lo que significaba ni las consecuencias de hacerlo. Somos unos tarugos. Ese es el verdadero problema.

Escuchamos la radio y repetimos como papagayos lo que dice el locutor que nos gusta. Poco más. De pensamientos profundos andamos justitos. Somos capaces de poner la rodilla en la tierra ante adefesios políticos. Eso sí, leer poquito. Y, entonces, personas como Isabel Natividad Díaz Ayuso nos parecen lo más de lo más. Pues nada.

Por cierto, ella misma fue la que dijo «Dios no me hizo perfecta» (eso está claro); añadió que por eso no era de Vox. Pero sus fans deben tranquilizarse porque todo llega en esta vida y si la perfección se puede rozar, Isabel Natividad Díaz Ayuso se acercará a ese partido o, tal vez, de nuevo a la Falange. Ahora, ni perfecta ni falangista. Me cachis...