El próximo lunes se abrirá oficialmente la Cuaresma sevillana de todas las cofradías, llevando a Cristo a las calles para dar testimonio de Fe. Y para rezar en público el ejercicio del viacrucis, en la Santa Iglesia Catedral, lo que visto como está el patio nacional, con ataques injustos y obscenos al sentimiento religioso, se convierte en una auténtica necesidad. Parece que eso de avanzar en el Estado Social y Democrático de Derecho está de más para algunos fanáticos ateos obsesionados con erradicar la libertad de creencias y la religiosidad de la naturaleza humana.
Este año el Viacrucis del Consejo girará en torno al propio Jesús orante en el Huerto de los Olivos. Al Señor que clama a Elohim en la zozobra y el temor, ante la visión terrible de su propia Pasión. Al Señor que sudó sangre anticipando su sacrificio. Al Rabbí que nos enseña, con su gesto intemporal, que es la oración confiada la mejor vía de comunicación con nuestro Creador, Padre y Supremo Hacedor.
Hace varios siglos que la querida hermandad de Monte-Sión adoptó ese misterio inicial de la Pasión para venerar al Señor. La expresividad de su Imagen implorante, abierta de brazos y arrodillada, conmueve a los fieles por esa humanidad cercana, por mostrar el rostro sufriente como el de cualquier otro mortal. Porque al rezar al Padre renunció a las potestades de su Divinidad.
Enhorabuena a mis queridos hermanos de Monte-Sión. Sé lo esperado que era porque también yo lo esperaba con ansia. El barrio de la Feria tiene siempre su horizonte abierto a la Macarena. Recordad que vuestro testimonio de recogimiento tendrá esa tarde la inmensa proyección de la ciudad que mejor vive la Pasión. Es nuestra hora de rezar, junto a vuestro Cristo, por ese mundo que a veces se nos muestra indiferente y otras cruel. Buen inicio de Cuaresma en ese Huerto de Getsemaní que brotó y dio olivos nuevos, cultivado por frailes dominicos, en la sevillanísima Plaza de los Carros.