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Jesús Quintero y el pellizco jondo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
09 sep 2022 / 09:27 h - Actualizado: 09 sep 2022 / 09:29 h.
"La Gazapera"
  • Jesús Quintero y el pellizco jondo

Tengo el alma rota, como una seguiriya negra en la voz de Chocolate, por la situación personal de mi admirado Jesús Quintero, sin la menor duda uno de los mejores periodistas del mundo. Y es andaluz, de San Juan del Puerto (Huelva), lo que debe ser motivo de orgullo para todos los andaluces. Un enamorado del flamenco, pero no de cualquier flamenco: del de pellizco. Alguna vez hablamos de una entrevista amplia, porque es una de sus facetas menos conocidas. Intenté que fuera protagonista de El Loco del Flamenco, la serie que tengo en ExpoFlamenco, por la que han pasado grandes artistas como Fosforito, Romerito de Jerez o Manolo Sanlúcar. Le hizo gracia el nombre de la serie, sobre todo que el Loco no fuera él, en este caso, sino yo, que tampoco he estado muy cuerdo.

Jesús tiene un concepto del cante muy particular. No puede con el cante comercial, le gusta solo el de pellizco, el puro. Recuerdo cuando en una Bienal como productor de un espectáculo de Manuela Carrasco, dijo en la rueda de prensa, enfadado y con el dedo alzado: “¡Quiero un flamenco puro!”. Sería un buen director de la Bienal, porque el festival sevillano necesita un punto de locura, alguien que lo rescate y que le inyecte pureza. En todos sus programas, tanto en televisión como en radio, el onubense contó con el flamenco y con los flamencos. Recuerdo una entrevista antológica a Enrique el Cojo en El Loco de la Colina. Y otras entrevistas a artistas en El perro verde, uno de sus mejores programas. El flamenco no le ha reconocido su labor de difusión del género. Que recuerde, le dieron la Yerbabuena del Festival de Las Cabezas de San Juan.

Esa noche era yo el presentador del festival y recuerdo que le hizo una tremenda ilusión el galardón. Lo disfrutó. Me habló ese día de hacer algo juntos, una serie de personajes flamencos raros, de esos locos que tanto le gustan. No de locos fantasmas, como los que tanto abundan ahora, sino de los de verdad, de los que tienen compás, pellizco y alma. Jesús no entiende el flamenco sin esas tres cualidades en un artista. Nos vimos un día en Nerva, el pueblo minero de Huelva, que es como su segundo pueblo, y me dijo cosas de Paco Toronjo que un crítico no diría jamás, por desconocimiento. Ojalá se recupere y podamos hacer algo, esa serie de majaras con pellizco jondo, tan necesaria.

Ojalá salga de esta y vuelva a su pueblo, por muy bien que vaya a estar en Ubrique gracias a la generosidad de su gran amigo El Turronero. No te rindas, maestro, que necesitamos tu duende, ese punto de locura que ilumina el periodismo de verdad. Y a un andaluz que siempre ha defendido la autenticidad del flamenco, su pureza, alejándose de la ojana.