JIll Roland-Gossel, Pilar Díaz, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo: los jardines del Alcázar en la Fundación Valentín de Madariaga

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01 feb 2020 / 11:30 h - Actualizado: 01 feb 2020 / 11:32 h.
"Exposiciones"
  • JIll Roland-Gossel, Pilar Díaz, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo: los jardines del Alcázar en la Fundación Valentín de Madariaga

Los jardines del Alcázar son uno de los primeros vestigios que subsisten, de ese intento por humanizar la Naturaleza que nos ha llegado a nosotros como un regalo de la Historia, un auténtico tesoro. Todo el conjunto lo compone una sucesión de espacios vegetales con restos de arquitectura y a cielo abierto, que se distribuyen en una superficie de 60.000 metros cuadrados y se han ido conformando a lo largo del tiempo a partir de los primeros huertos y jardines en el interior del recinto monumental.

Se tratan por tanto de monumentos vivos que remontan su existencia a la Edad Media, cuando para algunos historiadores allí (para otros en el Patio de Banderas), se levantó la primera residencia de los reyes islámicos, situando su origen y sus partes más antiguas en los siglos X y XII de nuestra Era (que no es la misma de la Hégira), momentos en los que han datado la Sala de la Justicia o el Patio del Yeso. Posteriormente los reyes cristianos (Fernando III, Alfonso X, Pedro I,... hasta llegar a Isabel II o Alfonso XIII), fueron ordenando construir los diferentes palacios y estancias que han ido configurando el Palacio –o los palacios- y el inmenso Jardín compuesto a su vez, por una serie continua de delicados, paisajistas y preciosistas jardines.

JIll Roland-Gossel, Pilar Díaz, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo: los jardines del Alcázar en la Fundación Valentín de Madariaga

El jardín en casi todas las culturas es sinónimo de Paraíso entendido este desde el plano religioso y profano a la vez, esto es, desde la posibilidad de captarlo con los sentidos y con la meditación que va más allá de lo que nos dicen la vista, el tacto, el olfato. El jardín del Edén y el de Alá estarán aquí presentes a través de las trazas herederas de muchas culturas antiguas del Mediterráneo y de Oriente Medio, apreciándose en los mudéjares, los emblemáticos renacentistas y manieristas, en la espectacularidad del barroco, en las románticas praderas inglesas, en los historicistas y regionalistas.

Jill Roland Gosselin, Pilar Díaz Paniagua, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo Vázquez, los cuatro autores que hasta el 4 de marzo exponen en la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla, se han detenido a representar -juntos o individualmente, in situ o a partir de ahí en sus talleres- una serie de escenografías vegetales ante las que cada uno ha “sucumbido” ante esa belleza sublime, plasmando los diferentes -o incluso idénticos motivos- que pueden distinguirse entre sí por los trazos, la densidad o disolución de la materia pictórica empleada: óleos, acuarelas o acrílicos sobre lienzo, papel o cartón, la mayor carga geométrica o gestual, el mayor figurativismo o abstracción.

Este espacio –o mejor estos espacios- y sus numerosas florestas y arboledas, han sido los motivos pues, a los que se han acercado estos también preciositas y detallistas autores que traen ahora la luminosidad de los patios y ambientes del Alcázar, a este otro patio del que fuera Pabellón de los Estados Unidos en la Exposición Ibero-Americana de 1929.

JIll Roland-Gossel, Pilar Díaz, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo: los jardines del Alcázar en la Fundación Valentín de Madariaga

Jill Roland Gosselin, Pilar Díaz Paniagua, Ricardo Rodríguez de la Fuente y Miguel Redondo Vázquez captan las luces, las atmósferas, el aire, de esos jardines, que al igual que lo hace el Palacio con respecto a los interiores y a su geométrico e intrincado trazado, representan una serie de escenografías, delimitada ahora por senderos de mirto o de boj que “se bifurcan”, de plantas aromáticas y ornamentales, por arbustos, fuentes, estanques, en los que todos estos autores se han detenido, plasmando de manera más realista o impresionista, abocetada, lenta o rápida, expresionista, casi puntillista o fauve, los reflejos en el agua, fragmentos de construcciones significativas como la Galería del Grutesco, el estanque de Mercurio, el jardín de los Poetas, la fuente de la Fama, la Puerta de Marchena, algíun rincón de la Muralla, ...

La naturaleza interpretada a través de la perspectiva y sus diferentes puntos de vista: central, oblicua, captada desde arriba, en la cercanía o lejanía, con colores matizados o contrastados, con pincelada pequeña casi en retícula o por el contrario amplia, superpuesta en gamas y veladuras,...

Obras que remiten a Escuelas académicas, a un clasicismo atemporal y estético y en las que han tenido en cuenta el mostrar además de los motivos individuales, cada uno un mismo asunto y situarlo junto a los otros, para que nos sea más fácil comprobar todas las diferencias de composición, de color, procedimientos y todo lo que hace posible la pintura, el paisaje y la pintura de paisajes tan fascinantes como los del Alcázar.

Naranjos, limoneros, palmeras, cipreses, acantos, buganvillas, macetas, parterres, azulejos, arcos, columnas, detalles arquitectónicos o escultóricos, elementos que componen los espacios, en un intento de retener en ellos la belleza.