Vivimos una época en la que uno se puede morir por la tarde resucitar por la noche. Todo es posible y todo ocurre.
Ayer, José Luis Perales murió en las redes sociales. Un idiota soltó el bombazo y la noticia falsa se hizo viral en pocos minutos. Perales estaba muerto y sin remedio alguno. Pero las redes hacen su magia y el propio resucitado envió un vídeo al mundo entero desde Londres. Había estado cenando con la familia y tuvo que reivindicarse como ser vivo. Todo es muy raro si una falsedad se difunde por la red, todo puede arrasarte si no tienes un mínimo de cuidado y la cintura flexible.
José Luis Perales puede que siga muerto en algún lugar, en alguna mente que recibió la noticia mentirosa y no la de la resurrección del cantante y compositor. Alguien rectifico la biografía de Perales en WikiPedia dando por muerto a Perales. Miles de personas se quedaron sin su cantante favorito durante un rato.
Pues esta vez, afortunadamente, todo era un bulo y el cantante sigue vivo. Bastó un vídeo para acabar con la trampa. Pero no siempre es así. Las mentiras inundan las redes: fotografías de hace un par de años se usan para ilustrar la actualidad; noticias falsas que se dejan sueltas y se repiten de forma recurrentes hasta que parecen verdades absolutas; mensajes de supuestos expertos que son, en realidad, propaganda de partidos políticos que viven de la mentira y del odio.
La fotografía que acompaña este texto es uno de los últimos casos conocidos. Esa imagen generada con Inteligencia Artificial es una exageración de la multitud que se ha reunido en la JMJ celebrada en Lisboa. Es verdad que la asistencia ha sido muy numerosa, pero esa imagen no es real. ¿Había necesidad de hacer algo así?
