La Gazapera

Jóvenes valores del cante

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 feb 2022 / 09:58 h - Actualizado: 19 feb 2022 / 09:59 h.
"La Gazapera"
  • Jóvenes valores del cante

En mis tiempos de aficionado y aspirante a cantaor, cuando uno quería ser artista se arrimaba a los cantaores veteranos y a los buenos aficionados que se reunían generalmente en las peñas flamencas. Aprendías como podías y solo querías que te escucharan sin pensar para nada en el dinero, aunque te hiciera falta. Esto ha cambiado bastante, puesto que hoy llaman a un cantaor joven para que vaya a una peña con cuarenta socios, que pagan no más de seis o siete euros al mes, y a veces piden 800 euros por un recital de una hora. Si un joven inexperto pide esa cantidad, ¿cuánto tendrían que pedir José el de la Tomasa, La Macanita o Pansequito? Siempre he apoyado a los jóvenes artistas y lo seguiré haciendo, porque ellos son el futuro del flamenco y los que están llamados a coger algún día el testigo. Pero, en general, les veo escasa afición y si piensan tan pronto en el dinero, cuando sean figuras, si llegan, solo les interesará el elemento crematístico del arte. Es verdad que hay muchos jóvenes que se gastan bastante dinero para tener una buena formación flamenca como cantaor, bailaora o guitarrista, en escuelas como las sevillanas de Cristina Heeren o la onubense de Antonio el Jaraqueño. Estos jóvenes tienen mi respeto porque se esfuerzan por hacer realidad el sueño de poder ser figuras en alguna de las tres disciplinas artísticas citadas. Harina de otro costal son esos otros jóvenes que sin tener formación alguna -solo, según ellos, el don o el arte-, osan pedir semejante cantidad de dinero por un recital de media hora en una peña. A veces, dicen, piden ese dinero porque tienen que pagar al guitarrista, al de la caja y a los palmeros, dos como mínimo. Toda una orquesta. Pero lo verdaderamente importante no es la orquesta, que merece un respeto, sino si el cantaor sabe o no cantar y si es capaz de dar un recital de cante medianamente solvente. No todo es sonar bien o cantar gracioso. Resumiendo, que a las peñas flamencas menos pudientes, que son la mayoría, les cuesta cada día más dar recitales de cante de cierto nivel, sobre todo desde que la Junta de Andalucía recortó las ayudas a estos centros culturales, que a veces se ven obligados a aviarse con los propios aficionados de casa. Las peñas han sido siempre la mejor plataforma de lanzamiento para los jóvenes valores del flamenco, sobre todo los del cante. Muchos de los profesionales de la actualidad, de entre 40 y 60 años, se formaron en las peñas flamencas andaluzas y en los concursos del país. Eran otros tiempos, cuando a los jóvenes les interesaba más aprender, que el dinero o la fama. La sociedad ha cambiado, y el flamenco también.