Las encuestas colocan a Juanma Moreno Bonilla, candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Andalucía, cerca de la mayoría absoluta. Desde luego, le colocan sumando más escaños que toda la izquierda en su conjunto. El resto de los partidos se estanca o retrocede, se queda en zonas similares a las que ya ocuparon anteriormente. Más o menos. Y eso es lo mismo que una victoria rotunda de Juanma Moreno Bonilla. Y eso significa que Andalucía ha dejado de ser la gallina de los huevos de oro del PSOE.
Andalucía es más moderna, menos pobre; más capaz de mirar al futuro sin prejuicios o complejos, sin cargar con estereotipos injustos e idiotas. Andalucía ha cambiado de un modo casi radical desde que llegó la democracia, pero los últimos tres años el cambio ha sido sustancial por tratarse de modificaciones sociales transversales. Hartos de comprobar cómo unos golfos se gastaban el dinero público en lo que no debían (incluido en putas y drogas) los andaluces quisieron explorar la zona de la derecha política y se han encontrado con una alternativa más que amable y eficaz. La amenaza de la derecha no era para tanto y los ERE’s si lo fueron. Por otra parte, decenas de miles de Andaluces se han colocado en el extremo del arco político. Tanto a la derecha como a la izquierda. Y han dejado al PSOE en tierra de nadie, en una especie de exilio político que el condenado sabe cuándo comienza y nunca cuándo acabará o si lo hará alguna vez. Los colocados en la extrema derecha quieren que los ERE’s no se repitan nunca más y que les den una solución radical para sobrevivir a los problemas económicos (Vox ha encontrado votantes incluso en las clases sociales más desfavorecidas, algo insólito y completamente incoherente, pero real). Los colocados en la extrema izquierda andan a la greña y el desastre es mayúsculo. Tanta discusión y tanta tontería política se paga en las urnas. La izquierda (la más radical y la más moderada) carece de un líder con carisma. En el caso del PSOE, Sánchez lo fía todo a la magia del marketing (a él mismo le fue bien) y ha colocado a Juan Espadas un hombre decente; pero ni magia ni nada; es posible que no llegue a los 33 escaños que consiguió Susana Díaz. En política, lo que parece imposible termina siendo una cosa más.
Sea como sea, Andalucía es otra cosa. Ya lo es hace tiempo. Y es algo que se debe celebrar... en las urnas. Y parece que los andaluces lo van a hacer el próximo domingo.