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La Agencia de la competencia apoya ventajas a los pisos turísticos

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03 dic 2022 / 11:19 h - Actualizado: 03 dic 2022 / 11:21 h.
"Tribuna"
  • Jesús Barrera
    Jesús Barrera

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La Agencia de la competencia de la Junta de Andalucía al parecer se ha pronunciado claramente a favor de beneficios a los propietarios de pisos turísticos, esos que infectan el centro de la ciudad con borracheras y gritos porque en el piso se permiten todas las barrabasadas imposibles en un hotel. Entre los ocupantes habrá de todo, como en botica. Pero en los hoteles no se permiten fiestas en las habitaciones, ni sus ocupantes suelen llegar cantando en voz muy alta (y mal), por tanto molestando al vecindario. Los pisos turísticos, además, están convirtiendo Sevilla en un aburrido y solitario plató dónde ni se ruedan películas ni se graban series, porque ha perdido su encanto natural, el de la animación propia del vecindario, porque no hay vecindario. El sesenta por ciento de las viviendas del barrio de Santa Cruz ya son pisos turísticos.

A los propietarios no les preocupa que cada vez que se ocupa un piso haya que renovar sábanas, mantas y toallas y por poco pintar el piso de nuevo o arriesgarse a volver a tenerlo alquilado dos o tres días con toda la suciedad acumulada en los dos o tres días anteriores. Ni que en muchos casos se impida dormir a los demás habitantes de la casa y su entorno con los gritos, cánticos y riñas del o los pisos turísticos vecinos. Sí les interesa, al parecer, tener ganado en dos arrendamientos más o menos lo que en un mes de alquiler normal, y el resto sea beneficio extra, si hay resto, que no siempre están ocupados más de dos fines de semana, a lo sumo tres. Pero la ilusión por el beneficio es más fuerte que el mismo beneficio. Y a los ocupantes de pisos turísticos no se les exige que lo devuelvan impoluto, en perfectas condiciones, no se les exige hacerse cargo incluso del desgaste natural de paredes, muebles y enseres, algo que debería estar penado cuando se reclama a los arrendatarios permanentes con tanta frecuencia.

Pues ahora, según la información que ha trascendido, la Junta de Andalucía favorece que los propietarios de pisos turísticos y las agencias intermediarias en el arrendamiento puedan competir con ventaja con hoteles, hostales, pensiones y demás establecimientos hoteleros. Si no hay error, con la misma fuerza con que se oponen a que sus beneficiados de las grandes fortunas puedan colaborar un poco más con el erario público, para hacer posible a su vez atender a las necesidades reales de la población, con el mismo énfasis se opondría el PP a la igualdad de trato a todos los establecimientos de hospedaje si deciden crear ventajas impositivas para hacer más atractivos los pisos turísticos, en claro desprecio y discriminación del resto de la industria hotelera.

De esta forma la Junta, a través de su “Agencia de la competencia”, irá contra la libre competencia, al impedir la regulación de los pisos turísticos, con el falaz argumento de que “impone limitaciones a la unidad de mercado”. ¿Qué es la “unidad de mercado”? ¿Qué entiende la Junta por “unidad de mercado”? El PGOU de la ciudad de Sevilla, suspendido por la Junta por este motivo, pretendía igualar a estos establecimientos hoteleros con la generalidad de los establecimientos hoteleros. Nada más. Y nada menos, porque es ilegal que algunos empresarios gocen de privilegios dentro de su mismo sector y esto es lo que ha hecho la Junta al suspender el PGOU. No hay “unidad de mercado” si un grupo de empresarios quedan exentos de los compromisos y obligaciones del resto del sector.

El Ayuntamiento también se las trae, porque pretendía eximir de esa obligación a los pisos turísticos ya en funcionamiento, con lo cual sólo alcanzaría a los de nueva creación. A lo mejor esa es la “unidad de mercado” a que se refiere la Agencia de la competencia. Lo cierto es que, frente al intento de discriminación del Ayuntamiento y la razón aducida por la Junta, todos los empresarios de cada sector —en este caso el hotelero— deben tener los mismos derechos pero también las mismas obligaciones. Y los pisos más: porque a los hoteles no hace falta pedirle que no permitan gritar a sus huéspedes, ya se encargan ellos de exigirlo.