Tú mándame a servir

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21 oct 2017 / 21:39 h - Actualizado: 21 oct 2017 / 21:43 h.
"La apostilla"

Fue el pasado jueves, día 19, cuando en la misa con los alumnos de secundaria del colegio de las Mercedarias de San José, enclavado en la plaza por la que respira la Judería de calles estrechas y sombras de patios abiertos a más de media historia de nuestra ciudad. Allí, los niños acompañados de las voces de Madre Mercedes y Madre Giovanna arrancaban a cantar, durante la comunión, una moderna canción que ha actualizado el sentido de la misión que hoy celebramos con el día del Domund. Durante todos estos días, el tintineo de las monedas dando vueltas en las huchas que han llegado a las casas de los alumnos ha sido el mejor y más hermoso repique anunciador de este domingo de octubre que nos hace abandonar el tiempo ordinario sin dejar de llenar de sentido el «dar a Dios lo que es de Dios» que el evangelio hoy nos propone como reflexión.

«Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir». Hoy es día de mirarnos atentamente, de ver cómo afrontamos cada uno ese día a día que es la misión permanente a la que hemos sido llamados. Cada mañana, todos vamos a ese lugar donde hombres y mujeres necesitan ese mensaje que les damos, esa exaltación del amor que les ofrecen nuestras ganas de vivir, de gastarnos haciendo lo que agrada al Señor entre ellos. La ayuda que vamos a ofrecer a los 12.000 misioneros españoles con nuestra colecta y con nuestra oración es mutua, porque ellos nos enriquecen con su ejemplo de vida (y de testimonio con la muerte) para que nunca nos falten esas ganas de ser, más que nunca, hombres y mujeres vivos. Este año, la función de la Virgen del Rosario, en la Macarena y en Monte-Sión, coincide con esta fiesta grande de los misioneros. Son del barrio de la Feria. Una de ellas tiene tantos hermanos como españoles dedicados a la misión por el mundo entero. La otra, la de la plaza de los Carros, lleva en su titular cristífera representada la escena de la primera misión de la historia de nuestra fe. Jesús, en el Huerto de Getsemaní, ante el sueño y la ignorancia de sus hermanos, asume definitivamente que ha sido enviado a servir. El Cristo de Monte-Sión encarna el alma misionera que todos hemos de adoptar, con temores o vacilaciones, pero confiando en su protección.

«Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea». Me sigue sonando la canción en el pensamiento y ese ofrecimiento a entregar el alma, siempre nueva y que no cumple años con las arrugas del cuerpo. «Donde falte la esperanza por no saber de ti». Cada uno sabe y conoce el lugar y el momento. No hay tiempo de esperas. Es el día del Domund y es el día de que demos al mundo lo que es de Dios, lo que Dios ha puesto en nosotros para darlo en pago y gratitud.