Viéndolas venir

La bebé de Castilblanco

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Álvaro Romero @aromerobernal1
24 nov 2020 / 07:53 h - Actualizado: 24 nov 2020 / 07:56 h.
"Viéndolas venir"
  • La bebé de Castilblanco

Al tipo que se llevó por delante con un coche y tres clases de drogas en sangre a una madre y a su bebé de diez meses en el carrito lo custodia la Policía. Lógico. Deberá custodiarlo para siempre. Ha ocurrido en Castilblanco de los Arroyos, aunque parezca una pesadilla sacada de uno esos sueños que nos sienta en la cama de un salto.

Pero al margen del inmenso dolor, inefable, que pueden sentir esa madre –ahora y cuando pase el tiempo, que no todo lo cura, aunque nos mientan-, ese padre, esos familiares y un larguísimo etcétera desbocado, el caso es paradigmático porque refleja no solo la falta de educación que hace posible un atropello de este tipo, en un paso de peatones y con vehículos agrícolas previamente detenidos, sino la falta de educación vial, que era una de esas asignaturas transversales y necesarias que los propios policías impartían no hace demasiado en las escuelas y que, de un tiempo a esta parte, parece haber pasado de moda.

Seguramente seguirán existiendo indeseables que circulen como si se les acabara el mundo en ese instante, aunque hagan que se les acabe a los demás. Todos los hemos sufrido alguna vez. De hecho, ninguno de nosotros está libre de una fatalidad así. Y se nos encoge el corazón de solo pensarlo. Pero hace falta desandar ese camino que trazaba, en el aire de todos, una preocupación esencial por cómo comportarnos en la vía pública como conductores y como peatones. Aunque ya de nada le sirva a ese angelito al que no se le dio ni la oportunidad de empezar a ser plenamente consciente de la vida, y mucho menos de tanta vida como le quedaba por vivir; aunque ya de nada le sirva a esa madre que estaba ilusionada en que su niña saliera andando de aquí a Reyes –este maldito año sin Cabalgata-; creo que les debemos una oportunidad preventiva a tantos bebés como pueden morir de igual forma porque la barbarie respira entre nosotros, a tantas madres como se pueden querer morir porque el caos cruel nos acecha en cada esquina.