La creación artística es investigación y la interpretación musical también

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09 mar 2021 / 10:00 h - Actualizado: 09 mar 2021 / 10:06 h.
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El Artículo 60 del Estatuto de la Universidad de Sevilla establece en su apartado 1º que «La investigación es la labor de creación, desarrollo y actualización crítica de la ciencia, la técnica, el arte y la cultura». Obsérvese que la definición estatutaria usa en primer lugar la palabra «Creación» y luego habla de Arte.

Recientemente se ha nombrado doctora por primera vez a una filóloga que presentaba como Tesis de Doctorado la composición de una novela, con un estudio adjunto del proceso de creación y de modelos previos. Igual que vienen haciendo desde hace años los doctorandos en Bellas Artes que han presentado Exposiciones de obras plásticas o videocreaciones con estudios adjuntos. E igual que hacen en el mundo anglosajón los doctorandos en Música, que presentan un concierto como tesis, con una memoria adjunta.

Según los estatutos de la Universidad en su artículo 3, son «objetivos básicos de la Universidad de Sevilla: a) La creación, desarrollo, transmisión, difusión y crítica de la ciencia, la técnica, el arte y la cultura, promoviendo una visión integral del conocimiento y su transferencia a la sociedad. b) La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos humanísticos, científicos, técnicos, o de creación artística» [...].

Pero más allá de la Creación, permítanme que ponga el acento en el concepto «actualización crítica» [...] de «el arte», del que habla el primer artículo comentado. ¿Qué es una actualización crítica del Arte? Para mí es evidente que una de sus representaciones más claras es la interpretación musical: toma un diagrama de anotaciones musicales que está ahí muerto, sin sonido alguno, sin expresión y lo re-crea y lo «actualiza». Esa es la función del intérprete. Un intérprete musical no es un embalsamador del pasado, tiene muchas opciones que requieren un estudio histórico, fenomenológico, formal, tensional... Y ha de tomar una serie de decisiones que implican: 1.- La comprensión de todo el enrevesado texto musical con sus cientos de anotaciones; 2.- La reflexión sobre los deseos del compositor (que, paradójicamente, no siempre son de obligado cumplimiento por razones arduas de contar); 3.- El contexto histórico y estilístico; 4.- El sentido teleológico de la obra; 5.- Las tradiciones interpretativas; 6.- La adaptación a las posibilidades técnicas de interpretación; 7.- La conformación o no a las presiones del gusto contemporáneo; 8.- Y, cómo no, las decisiones de la libertad interpretativa del ejecutante. Eso es una «actualización crítica» de una obra de arte.

Sin embargo, los profesores de la especialidad no consiguen que el Ministerio valore la interpretación musical como investigación. La investigación parece haber quedado en la publicación de artículos (¿qué es un artículo?: una reflexión sobre datos previos, igual que la interpretación musical es una reflexión y puesta en sonido de datos previos, la partitura), artículos que nadie lee (no se imaginan los centenares de revistas de investigación que existen donde todo el mundo quiere publicar, pero nadie leer).

La palabra ha sido desde la Antigüedad Clásica, y más certeramente desde el Renacimiento, el vehículo de comunicación por excelencia, pero la Música consiguió mostrar que era capaz de comunicar lo que la palabra no podía, y eso dejó fuera a los sordos intelectuales. Como los músicos consiguen elaborar discursos de una abstracción sin palabras, que es lo único que parecen entender los baremadores universitarios, pues no se cuenta. Tendrá que llegar una generación con la capacidad suficiente de entender los artículos 60 y 3 del Estatuto de la Universidad.