La democracia es apasionante, nos asegura el futuro, pero es sólo lucha

Haciendo la Constitución, chocan en el Senado las dos Españas de ahora:

24 ago 2018 / 19:03 h - Actualizado: 24 ago 2018 / 20:03 h.
  • La democracia es apasionante, nos asegura el futuro, pero es sólo lucha

Manuel Alfonso Rincón

Pasando a la política, lo que se nota estos años es el descubrimiento que hace el pueblo de lo que es de verdad la democracia, descubrimiento de que no es más que lucha, más lucha y sólo lucha: sólo es oposición entre varias fuerzas que quieren el poder y que están dispuestas a hacer casi cualquier cosa por conseguirlo, es lucha sin mezcla de solidaridad alguna, todo lo cual nos coge absolutamente de sorpresa, no sé, no esperábamos esto, no esperábamos este enfrentamiento descarnado, este no dar ni un día de tregua al adversario.

La verdad es que estamos boquiabiertos: ni gota de compañerismo, no hay convivencia, sólo hay codazos; se llega a un acuerdo o al consenso porque, desde luego (y por encima de todo), yo salgo ganando en lo que me interesa y, desde luego otra vez, rompo ese acuerdo en cuanto me interese y pongo al que abracé ayer de chupa domine por la más mínima minucia; no lo esperábamos, sinceramente, creíamos que la democracia era otra cosa, otra manera de funcionar o de oponerse: eso de que, aunque el oponente tenga más razón que un santo, jamás se lo reconoceré así me caiga muerto, está siendo demasiado.

Sobre el ADN de los españoles

Al menos ésa es la democracia que estamos descubriendo/poniendo en práctica en España, quizá en otros países que la tengan, que vivan en ella desde hace más años se ejecute, se ponga en práctica de otra forma, quizá será así entre nosotros porque la picaresca y el coger más uvas que el ciego, y dice el ciego ‘cuando el niño está callado por algo será’ (léase el Lazarillo) forma parte de nuestro ADN, y quizá sea también que nos ha sucedido que nos hemos puesto a establecer esta esforzada democracia cuando, precisamente, estamos en una crisis de las mayores de la Historia (crisis de la que no hemos salido por nuestra imprevisión, y por nuestra división interna y poca confraternidad para solucionar los problemas, porque, ya es 1978 y la crisis es la del petróleo del 73, y todos han salido de ella –nos pasará lo mismo con la mencionada ayer de 2007 y siguientes–, todos se han liberado ya mientras nosotros estamos más enfangados que nunca).

Quizá otra explicación es que aquí en España, si hay crisis y por aquí pasa un duro ¿dónde cree Vd. que va a ir buena parte de ese duro, y si es posible el duro entero?, y si hay crisis y por aquí pasa un sustancioso cargo/puesto de trabajo ¿para quién cree Vd. que voy a intentar yo que sea ese cargo/carguete/puesto de trabajo?.

A un señor tan sesudo y conocedor del mundo como nuestro articulista de cabecera en este 1978, Luis Apostúa, caballero bien centrado y bien establecido en la poderosa Editorial Católica de los Madriles, escritor casi desde la República, hay que agradecerle que se nos muestre sincero y verdadero y que nos cuente cómo se encuentra de pasmado: todo es aquí una salvaje lucha de intereses entre UCD, PSOE, PCE, los nacionalistas y Alianza Popular: lucha de intereses hasta las últimas consecuencias, no hay otra cosa.

Y ese quedarse pasmado que sienten muchos profesores, profesionales e intelectuales, y también buena parte del pueblo que se para a pensar (buena parte porque, entre otras cosas, tiene tiempo, ya que sólo hay fútbol los domingos por la tarde, sólo hay dos cadenas de TV y una es entera cultural y la otra lo es en su mayor parte, y no hay televisión ni por las mañanas ni de madrugada), esos dos sectores bullen todavía con que la democracia es funcionamiento individual, es libertad, es expresión sin control ni ordeno y mando, y sucede que, sin pretenderlo, van a resultar representados, en el momento de hacer la Constitución, en el Senado en las bancadas ácratas de UCD, en los poquitos de Alianza Popular y en los senadores reales (los nombrados por el rey para completar ese primer Senado ya que no había representantes de las autonomías, sencillamente porque todavía no hay autonomías), senadores reales que son, como escogidos por él, auténticos prohombres sabios y libres como Camilo José Cela, Julián Marías, Torcuato Fernández Miranda etc, etc.

Mientras el otro medio Senado está formado (no es que se organizaran así: es lo que ha resultado cuando ha llegado la Constitución redactada por el Congreso y que, como todas las leyes en España, tiene que pasar por la Cámara alta en un momento posterior), ese medio Senado está formado por los controlados de UCD, es decir, por Abril Martorell (Suárez está en problemas más gordos, no en el caso concreto del Senado) y por el PSOE entero porque, qué quieren Vds. que les diga si los socialistas ya saben desde siempre que el que se mueva no sale en la foto.

¿Para cuándo la Constitución?

Tiene lugar en el Senado el choque entre, permítanme la expresión, la democracia más democrática individual y libre, y, permítanme más aún, la democracia de los senadores que tienen sus ingresos asegurados, contra la democracia más moderna, más organizada y, también, más capaz de llevar, con más prontitud y pragmatismo, las naves a buen puerto.

La primera, en la que entra también Alianza Popular, es más verdadera, es mejor, pero no sabemos si con ella llegaríamos a ese buen puerto, o si no llegaríamos hasta dentro de 5–6 años; la del medio UCD controlado y el PSOE es más posible: con ella llegaremos este año.

A mí me gusta la 1ª pero... quiero terminar pronto, quiero la Constitución terminada ya, y eso sólo me lo da la 2ª: ¿qué hago, qué opino finalmente?

No he situado al PCE, que anda bandeando aunque con más tiempo y más debates adscrito al bando PSOE, y no he situado a los nacionalistas porque, si esto de la democracia es una lucha descarnada, como se dijo más arriba, cuando entran en juego los nacionalistas es mil veces peor porque es tirarte su verdad a la cara, venga a cuento o no, es, no encuentra otra palabra para definirlo que desfachatez: que hay este debate, pues te dicen abiertamente si conviene al País Vasco la acepto, y te lo dicen así, con todas las letras; que hay una posible solución para un problema, si Cataluña gana con ello o si nosotros no perdemos, vale, de acuerdo.

Si más arriba les decía eso, que la democracia nos ha parecido descarnada, puro ingenio negativo, nada de compañerismo, y eso nos ha sorprendido, los demás partidos, por lo menos, no lo dicen claramente: dicen los defectos del contrario, no le reconocen ni un acierto, pero ya está; lo de los nacionalistas suena a yo vengo a lo que vengo y lo que te pase a ti y al común me importa un bledo, y con un comportamiento así, sin entrar en las ideas, sólo en las formas, la convivencia es difícil: son muy desagradables.

Hay un sucedido que se cuenta en estos años: Sr. Roca Junyent (el que últimamente ha sido/es el abogado de Cristina de Borbón), ¿es de día o de noche?; a ver, vamos a ver, ¿qué es lo que le conviene a Cataluña?

El esforzado trabajo del consenso

Resumiendo, llega una Constitución archidiscutida en la Ponencia primero, con sus portazos y salpicones por parte del PSOE, medio encauzada esa discusión de la Ponencia por las noches en inteligentes charlas entre Alfonso Guerra y Abril Martorell, y archidiscutida otra vez en el Congreso y sacada adelante, por fin, gracias a unos cuantos acuerdos y pactos y al famoso consenso, y llega al Senado ahora, porque lo manda la ley, pero ¿para qué llega, después de tantísimas archidiscusiones, después de tantísimos intereses contrapuestos y sopesados, después de tantísimo consenso?: llega, naturalmente, para tener un recorrido llevadero, fácil y rápido y sólo para mejorarle algunos puntos, limarle otros, y poco más, todo según la democracia moderna de las dos que les he explicado más arriba y que tan trabajosamente han llevado su redacción a este punto, es lo lógico ¿no?

Pues no (y no estoy a favor de unos ni de otros), no, Señor: nada más llegar al Senado se encuentra con los senadores reales archipreparados, con el medio UCD que he dado en llamar ácrata (por lo menos, fuera del control de Abril Martorell), y con Alianza Popular que tiene –archipreparados también los poquitos que son– sus ideas propias (es decir, el bando de la democracia verdadera) y el choque es frontal.

Este último grupo, recuerden, cree en la democracia pura–purísima, en la libertad de expresión a rajatabla, en el valor del individuo, en las ideas propias archipensadas e hiperfundamentadas de cada uno de estos prohombres (recuerden, Camilo José Cela, Julián Marías, Torcuato Fernández Miranda...), y todos con posibles para vivir bien décadas y décadas sin tener que obedecer a nadie, es decir, con un pensamiento (no es que se lo pongan, es que sale así, es la consecuencia que se ve cuando se repasan y se copian todas sus opiniones y actuaciones en El Correo de Andalucía) con un pensamiento más que construido y con una libertad que –como nos han predicado todos estos años– quieren ejercer ahora que son senadores.

Y el resultado es que, de recorrido llevadero del proyecto Constitucional que llega y de mejorarle / limarle algunos puntitos, nada de nada

Los senadores libérrimos, 100 enmiendas en tres días

Así que entra la Constitución en el Senado y empiezan los senadores de este bando, repito, sin ningún plan preconcebido, sin ponerse de acuerdo en absoluto, sólo actuando con absoluta buena fe, empiezan a presentar enmiendas y en dos días hay más de 600 y en tres días ya son más de mil y... ¡rayos y centellas!, salta el PSOE, señalando además a UCD porque entre los muy malandrines los hay porrón de ese partido; despierta Abril Martorell y manda a toda su UCD que nadie presente ni una, ¡pero es que ni una: NO QUIERO ENMIENDAS DE UCD EN EL SENADO, ¿ME HABÉIS OÍDO?

Supongo que sí lo oyeron pero la desobediencia es absoluta (bastante obedecíamos en el antiguo régimen que, gracias a Dios, ya finiquitó) por parte de ese medio grupo de facinerosos ucedeos que al pobre Abril Martorell le ha tocado en suerte, medio grupo que hasta tiene uno que se atreve a salir en los periódicos (el andaluz Jiménez Blanco) diciendo (la eterna canción del Senado desde entonces) oye, que los senadores no somos convidados de piedra (eterno problema del Senado que se combina con su triste destino de que no puede quitarse porque es precioso asilo de viejísimos y ya inútiles navegantes y fuente de ingresos de clases asaz ociosas).

Entre las más de mil de esos tres días se incluyen desde un buen montón de correcciones lingüísticas a cargo de Camilo José Cela, hasta la del valiosísimo y cultísimo Julián Marías que presenta una enmienda diciendo que por nada del mundo el término nacionalidades: con el de región o país tiene que ser bastante, y ahí te quiero ver a Tarradellas y a Pujol y al Urkullu de ahora que se llama Irujo: lo de nacionalidades no se mueve, y de ahí hasta la autodeterminación por lo menos, y bien clarita en la Constitución (lo que les decía cuando lo de Eanes en Portugal: menos mal que teníamos un poder fijo e inimitable arriba, que se llama rey, y se fueron templando gaitas por todos lados, porque empecinados unos –vía ETA– y de sangre caliente todos, unido a los dos bandos senatoriales, los demócratas puros y los posibles, en vez de un fin de la primera transición hubiéramos tenido una segunda refriega que al Rosario de la Aurora lo hubiera dejado en primera comunión en la confitería La Campana).

«O te callas o te vas»

Pero sigamos la Historia de este agosto–78 por lo menudo, porque al cuarto día son ya 1.300 las enmiendas de los senadores, y hasta al eximio Torcuato Fernández Miranda, al que le debemos el fundamental, el esencial pistoletazo inicial de la transición, hasta a don Torcuato le dice en su cara Abril Martorell «o te estás quieto y te callas, o te vas», y es que Fernández Miranda, amigo que se creía de Adolfo Suárez, al que había instalado en el poder en jugada maestra, aunque también era senador real, como quedó dicho, se había adscrito al Grupo parlamentario UCD del Senado, pero pretendía actuar democráticamente, libremente, según sus propias ideas.

Y Fernández Miranda se fue, tranquilamente y como un Señor porque, quitando al rey, él era en toda esta España que se estaba fundando el que menos le tenía que deber nada a nadie, y se fue al Grupo Mixto del Senado, y en esas de la marcha de don Torcuato nos quedamos en el devenir de la política por esta semana, que ya les iré contando cómo fue el discurrir del Proyecto Constitucional por ese Senado todo pura aventura a lo largo del mes de agosto. ~