Los medios y los días

La derecha barbuda

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13 sep 2020 / 04:30 h - Actualizado: 13 sep 2020 / 04:30 h.
"Los medios y los días"
  • EFE
    EFE

Lo que ha cambiado el mundo, ahora en España es la derecha la que lleva barba y la izquierda no. Abascal, ya lo ven ustedes, con esa barba puntiaguda de revolución pendiente. Y en cuanto a Casado, para mí que se ha dejado barba para parecer más carismático, menos chiquillo. Inés Arrimadas no es la mujer barbuda, tal vez porque se acerca a Pedro Sánchez que nos ha convencido de que él y su partido son la izquierda porque se junta con una jaula de grillos como Podemos y con unos grupos encabronados supremacistas cuales son ERC y Bildu. El exprofesor Iglesias no tiene barba, algunas veces que se le ven unos pelillos por la barbilla. En cambio, luce coleta en apoyo de su política inequívocamente hembrista y parcial y como seguidor de Juego de Tronos y Tronas.

Pues anda que no me han dado carga toda mi vida con la barba cuando la tenía lustrosa y era subversivo, empezando por mi madre: “Hijo, quítate esa barba, como mucho, déjate el bigote”. La barba era de desarrapados, de castristas de Fidel, ese que cuando estaban jugando a la democracia -como aquí en España- llegó y mandó a parar, templó la pelota, envió a Batista al país de la libertad y se tuvo que arrimar a la URSS porque EEUU empezó a hacerle el cerco, hasta que terminó como ha terminado todo cuando el humano actúa contra su propia naturaleza: como el Rosario de la Aurora, si no, que se lo pregunten a la Iglesia, comparemos el Evangelio y la vida de su inspirador con la realidad. O interroguemos también a Adam Smith a través de su obra en contraste con ese liberalismo que se ve por ahí y que no es liberalismo ni es , como cantaban en mis tiempos el dúo Víctor y Diego: “Hay un parque aquí en mi barrio que esto no es parque ni es ”.

Hay un país en la península ibérica que esto no es país ni es . La pell de brau (La piel de toro), que diría Salvador Espriu, con una derecha barbuda que se afeitó el bigotito fascista y ahora no sabe ni quién es ni qué hacer con esa España plural que Espriu trataba en su poemario, lleva siglos sin saberlo y a los que lo sabían los han solido quitar de en medio porque La pell de brau ha sido propiedad de los inmovilistas, por regla general.

Haría falta que una derecha firme, ilustrada, civilizada y solidaria pasara por el poder en España ante la visión de una izquierda también sin rumbo fijo que en su interior contiene tantas corrientes como militantes y simpatizantes, aspirantes eternos a ser reyes del mambo y preclaras mentes formadas gracias a las redes sociales como fuentes primarias. Pero tanto la derecha como la izquierda hablan y actúan con las vísceras y se olvidan de la razón, sobre todo cuando se utiliza hasta la pandemia como arma política. ¿Eso es política, desgraciados? Desgraciados vosotros y desgraciados nosotros que os tenemos que aguantar a todos, con barbas, sin barbas o con coletas. No, la pandemia es una amenaza para la humanidad y cuando por la puerta entra una amenaza para la especie eso que llaman ideologías -aquí solo hay una, la de mercado mezclada con la posmoderna- deben salir por la ventana porque en realidad no hay ideologías, hay protagonismos y luchas entre castas de segunda categoría, alejadas de la gente.

Con barba o sin barba, con melena o sin ella, ya no engañáis a millones de personas que van a pasar de vosotros en las próximas elecciones. Y, oigan los de la derecha barbuda del barbudo Casado: búsquense a otros asesores de imagen y de estrategias institucionales porque cuando estalla de nuevo la bomba de la corrupción y el brazo de la justicia vuelve a salpicarles, se echa mano de la verdad y de la sinceridad total, nada de tapar a nadie, ni a Rajoy, se acepta abiertamente y con humildad que en todas partes cuecen habas y se desprecia con caridad, delante de todo el mundo, a los que han embarrado a un partido que pretende regir los destinos de un trozo de terreno tan complejo como es España. Para actuar así no hace falta dejarse la barba.