La España Vaciada toma fuerza y parece que los pequeños partidos políticos, que buscan mejoras locales en las diferentes provincias de España, se organizan de forma solvente. Algunas encuestas comienzan a arrojar datos muy prometedores sobre el futuro inmediato que les espera. Es más, si se cumplieran los pronósticos de las encuestas más entusiastas con estas formaciones políticas, estaríamos hablando de ocho escaños en poder de partidos locales y un peso específico en el Congreso de los Diputados desconocido hasta ahora. Ese número de escaños supondría que podrían condicionar las políticas del Gobierno de turno.
Este es el producto de la dejadez de los dos grandes partidos españoles. Tanto PSOE como PP han prometido demasiadas cosas que no se han terminado de cumplir y han sumido a una enorme masa social en el abandono más absoluto. Vivir en la España Vaciada supone una aventura que pocos quieren vivir.
Sería estupendo conocer qué tipo de votante será el que se incline por estas opciones. Dependerá de ello que el éxito sea mayor o menor. Y hay que recordar que en estas áreas del territorio nacional, por ejemplo, el número de jóvenes es muy inferior al de ancianos y las inquietudes y sensibilidades poco tienen que ver con las de los jóvenes del resto de España.. Es decir, cualquier cálculo que sirva para las grandes zonas urbanas, en la España Vaciada no sirven.
Por otra parte, hay que esperar para saber si será el PSOE o el PP el partido político damnificado en este movimiento del electorado. Sea como sea, si son los votantes de un lado o los del otro el resultado general para ese partido será catastrófico. Las estrategias políticas tendrán que diseñarse para convencer a un votante que hasta ahora se conformaba con promesas y palabrería, las estrategias políticas tendrán que diseñarse sabiendo que el éxito o el fracaso se ventilará en jurisdicciones que antes solo contaban para sumar escaños y poco más.
Y, al final, los diputados que resulten elegidos (si es que eso se llega a producir) tendrán que decidir a quién se arriman. El arco parlamentario podría verse supeditado a la forma de entender pactos de un grupo de personas elegidas para conseguir que ciudadanos que parecen de segunda (sin serlo) se conviertan en ciudadanos de primera (que ya son aunque no les traten como se merecen).
Los movimientos políticos de los últimos años se han convertido en verdaderos terremotos para PSOE y PP. Este que comienza a sonar como posible podría ser el remate y el definitivo adiós al bipartidismo en España. Habrá que confiar en que los candidatos de los partidos que defiendan los intereses de esa España Vaciada, tan necesaria como querida por todos, sean sensatos, estén adecuadamente preparados y tengan claro que el mandato electoral es casi sagrado. Esperemos y confiemos.