La felicidad sencilla

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23 feb 2020 / 04:00 h - Actualizado: 23 feb 2020 / 04:00 h.
  • La felicidad sencilla

"¡Esto es felicidad!" grité interiormente mientras disfrutaba del primer trocito de aquella deliciosa milhoja. Cerré los ojos para centrarme más en las sensaciones... La textura del merengue: suave, ligera, cremosa, todo un abrazo al paladar... Ese hojaldre, dulce soporte de cada una de las capas de merengue, salpicado de azúcar glass y algo de canela, me hacía abrir los ojos al grito de: "¡vaya tela!", mientras le dedicaba una mirada golosa al postre. Alonso, mi chico -y divertido testigo de la escena-, incluso me sacó algunas simpáticas fotos, era la guinda del pastel a nuestro almuerzo de San Valentín. Que cierto es que el amor se ve en los pequeños detalles, él no es muy dulcero pero accedió a pedirnos la milhoja como colofón a la comida con la promesa de "yo te ayudaré un poquito", finalmente, él sólo probó una cucharadita de merengue y yo lo disfruté... ¡enterito!

Insistí en mi idea sobre la felicidad... Aquello sin duda, lo era, pero se trataba de una felicidad con apellido: la felicidad sencilla. Algunas personas se escandalizarán, ¿cómo va a ser una milhoja sinónimo de felicidad? y es que este pequeño postre nos regala una clave vital: la felicidad está en la cotidianidad de lo sencillo, en los detalles que hacen que tus ojos tengan más brillo, en lo que te brinda un aporte de energía y frescura propio de los chiquillos... La felicidad sencilla está en todo lo que te hace conectar contigo mismo y con los demás, traduciéndose en sincero agradecimiento por haber tenido la oportunidad de vivir ese momento; la felicidad sencilla es el argumento de la esperanza, la ilusión y la confianza...

La clave del éxito...

Tradicionalmente se pensaba que la felicidad se alcanzaba al conseguir una mejor posición social, una vivienda mejor, un coche nuevo, culminar con acierto el proyecto definitivo en nuestro ámbito profesional... También se creía que el éxito llegaba al tener pareja, luego resultaba postergarse al nacimiento del primer hijo, del segundo, del tercero... Finalmente, el éxito resultaba convertirse en una estresante carrera cuya meta resultaba estar siempre a la vuelta de la esquina (si bien esa esquina no llegaba nunca) y la falsa promesa consistía en que una vez que se alcanzara ese éxito imposible, ahí, por fin conseguiríamos ser felices, pero no. El éxito no es la clave de la felicidad sino que "la felicidad es la clave del éxito" -como bien decía el Premio Nobel de la Paz de 1952, Albert Schweitzer.-

¡Como comerse la milhoja!

Desde el descubrimiento de la felicidad sencilla del Día de San Valentín, cada vez que estoy inmersa en algo (ya sea un artículo, un paseo, una conversación o un entrenamiento) recuerdo la satisfacción que sentí y expresé al degustar aquel postre y si en lo que estoy haciendo no experimento una sensación similar, le doy un golpe de timón hasta que vuelvo a sentir esa felicidad sencilla. Es ahí cuando vivencias que en el hacer está el auténtico placer, eso que tantas veces escuché decir a mis padres de que la felicidad está más en el camino que en el destino es verdad. Tenlo presente, escojas lo que escojas... ¡Disfruta como al comerte la mihoja!