Los datos son fríos, pero son datos y es preocupante que se vendan cada vez menos coches en España si es verdad, como nos dijeron, que salimos de la crisis. Son varios los motivos, según los expertos, pero parece ser que la falta de estabilidad política es un factor determinante. Los ciudadanos no sabemos qué tipo de gobierno vamos a tener a final de este año, si es que lo vamos a tener, porque esto apunta a nuevas elecciones y, entonces, no habría manijero en el cortijo hasta febrero. Por otra parte hay motivos para pensar en que se acerca una nueva crisis económica y nadie nos dice qué tenemos que hacer, si gastar menos, gastar más o no gastar nada. Y hablando de gastar, los turistas que vienen a España gastan más que el pasado año, pero vienen menos y, si falla el turismo, esto es muy preocupante. Un cantaor de flamenco que ni siquiera es profesional, que durante el día trabaja en su verdadero oficio y por las noches va a un tablao de la ciudad, me dijo hace unos días que los visitantes al local, que son generalmente de fuera de España, son cada vez menos y que apenas jalean a los artistas. No creo que los economistas vayan a tener esto en cuenta como un indicativo de que se acerca un desastre, pero yo sí. El Brexit tiene mala cuadratura por bulerías, sobre todo desde que se fue Bernarda de Utrera, que era capaz de meter por fiesta hasta la Guía Michelín. Y a todo esto, el presidente en funciones lleva medio año sin hablar en el Congreso, que no es muy normal. ¿Qué hacemos, pues? ¿Nos compramos un coche, un piso o una parcelita en Brenes, con este panorama tan preocupante?