Desvariando

La fuerza del cariño

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
13 mar 2021 / 10:06 h - Actualizado: 13 mar 2021 / 10:07 h.
"Desvariando"
  • La fuerza del cariño

Cuando uno vive catorce años en un pueblo y lo hace de manera intensa, poniendo el corazón en todo, si un día te vas dejas mucho de ti en ese lugar: malos y buenos recuerdos, amigos y amigas, seres queridos y personas que no te aportaron nada. Ayer fui a ver a una amiga de Mairena del Alcor que está pasando unos problemas graves de salud y no quería dejar de darle ánimos de una manera presencial, dándole un abrazo. Viví esos años en el bello pueblo alcoreño y apenas voy por allí, entre otras cosas por la pandemia. Aunque quieras, es difícil visitar a tantos amigos, porque fue una entrada por una salida, como se suele decir. Me costó no ir a ver a Morillito o al Charri, que son amigos de verdad. Habrá que volver pronto, claro. Me acerqué a la vega porque sé con total certeza que allí vive el espíritu de Surco, mi perro pastor alemán que es el lazo más fuerte que me sigue uniendo a ese pueblo. Fueron nueve años yendo con él cada día a esa vega tan hermosa y son muchos años y muchas emociones viéndolo correr al trote. Me senté en un cerro desde el que se veía Arahal, mi querido pueblo, y eché unas lágrimas recordando posiblemente los momentos más felices de mi vida. Dejaré dicho que cuando me muera y me incineren, que parte de las cenizas las echen a volar en ese altozano, para que no se pierda jamás el lazo con Surco. El resto, en Cuatro Vientos, o sea, en Palomares del Río, donde sigue parte del niño que permanece aún en aquellos olivos, aunque quedan ya pocos. Mi amiga de Mairena, aunque sevillana de la Macarena, padece una enfermedad que le está borrando los recuerdos y solo le preocupa una cosa: que le borre el recuerdo de Dulce, una perra de agua que murió una semana después de Surco y a la que llevaba también a la vega de Mairena. Fue allí donde nos conocimos una tarde en la que llovió tanto que ella y su preciosa perra se tuvieron que meter en mi coche. Lo que nos reímos viendo las miradas de Surco a una Dulce empapada y con una caída de ojos que ni la de Ava Gardner. Tiene que ser terrible que se te borren los recuerdos, aunque algunos solo te atormenten. Creo que fue en la vega mairenera donde escribí un fandango que se refiere al borrado de los recuerdos:

Una goma de borrar

para borrar los recuerdos.

Las caricias y los besos

ya no le sirven de nada

a un corazón medio muerto.

Solo la fuerza del cariño puede lograr que con más o menos recuerdos, la vida merezca la pena. Al darle un abrazo supe que mi amiga tenía ganas de vivir y regresé a La Puebla del Río convencido de que aguantará el tirón.