Las personas nacidas entre 1981 y 1993 se han hecho mayor y no sólo porque la mayoría hayan recibido ya la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus. No.
Esta semana nos hemos encontrado con una canción que retrotrae a esta generación sevillana a esos tiempos de Boss light, la discoteca para menores que se encontraba en la calle Betis, sin olvidar la célebre Apandau.
Debo reconocer que yo nunca pisé una de estas salas de baile para menores de dieciocho. No me veía yo bebiendo una Fanta de naranja vistiendo una camiseta de los Power Ranger. Yo prefería quedarme en mi casa bajándome canciones con el Napster, que luego sería el Winmx, más tarde el Emule o Edonkey hasta llegar al Ares.
Era la época en la que surgió el Facebook español, llamado Tuenti, y donde los zumbidos estaban a la orden del día. Qué añoranza de esos tiempos en los que te conectabas y desconectabas treinta veces para que la persona que querías que te hablase se diera cuenta de que estabas on-line. También estaban los que, directamente, se conectaba con el No Disponible. Esos son los que hoy llevamos el móvil siempre en silencio.
También era la edad de intercalar las mayúsculas y las minúsculas para crear frases que revolverían al mismísimo Gustavo Adolfo Bécquer en su tumba: “Si ShU mOrEnItO tE vAsiLaH, Tu tE cALlaH y Lo AsImILaH” (sic).
Era el tiempo en el que para conectarte a internet tenías que escuchar los pitos del módem. Y siempre pasaba que en el momento cumbre de una conversación por Messenger, tu madre tenía la necesidad de llamar a alguien.
Una generación que empezó a descubrir lo que eran los videojuegos con el trío Alex Kid, Sonic y Mario haciendo las delicias de todos y donde pasarte el juego era una odisea, pues no se podían guardar las partidas.
Mañanas de Oliver y Benji corriendo por un campo de fútbol que tenía pendiente. También de cuatro tortugas, lideradas por una rata, que comían pizza y repartían piñas como Van Damme y Jackie Chan. Y hasta de cinco jóvenes que se metamorfoseaban para convertirse en guerreros espaciales al ritmo de “go, go, Power Rangers”.
Fue una generación que llegó a ver Dragon Ball en Canal Sur a las 12 de la noche, pues la calificación de estos dibujos era de dos rombos. Con el tiempo, se dejó atrás esta calificación y uno de los himnos de esta generación decía “luz, fuego, destrucción”.
En el Winamp de muchos empezaba a sonar la voz imberbe de un joven con media melena que le cantaba a una niña que abriera los ojos. Los Caños fueron los precursores de Andy Lucas, Sinlache, Fondo Flamenco, Decai etc.
Pero no sólo sonaba este nuevo género llamado “Flamenkito” también, en Andalucía, teníamos una escena del Break Beat bastante interesante. Para el recuerdo de todos quedan las mezclas de DJ Goku, DJ Karpin o DJ Varo, entre otros.
Fue una generación en la que lo moderno se mezclaba con lo tradicional. Te saltabas la reja del Valdés Leal o del Calvo Sotelo para jugar al fútbol, pero ya tenías en tu MP3 algunas de las canciones mencionadas anteriormente. El principio del fin.
Puede ser que la canción de Kiko y Shara con Andy y Lucas me haya hecho viajar al pasado. Quizás sea una locura, no lo sé, pero lo que sí tengo claro es que el tiempo no está siendo nuestro castigo, porque gracias al paso del mismo, hoy tenemos unos recuerdos que nos hacen ver que estamos más vivos que nunca.