La Tostá

La gira del Gran Poder

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
18 oct 2021 / 06:33 h - Actualizado: 18 oct 2021 / 06:35 h.
"El Gran Poder","La Tostá"
  • El Señor del Gran Poder en el barrio de Los Pajaritos, durante la Santa Misión 2021. / María José López - E.P.
    El Señor del Gran Poder en el barrio de Los Pajaritos, durante la Santa Misión 2021. / María José López - E.P.

Sinceramente, sentí una enorme emoción viendo al Señor de Sevilla, como le llaman al Gran Poder, en uno de los barrios más pobres de España, Los Pajaritos. Ya me habría gustado a mí que hubiera ido a Cuatro Vientos, en Palomares el Río, la Virgen del Rocío a llevarnos ropa, zapatos, comida y juguetes, pero nunca fue. No solo la Señora de Almonte, sino ninguna de esas vírgenes tan famosas que salen en procesión una vez al año con sus mejores joyas. Creo que los santos les tenían manía a Cuatro Vientos. Incluso Dios, El Jefe, porque le imploré muchas veces que se diera una vuelta para que viera cómo vivíamos y nos echara un cable, pero hizo oídos sordos. Una noche le puse un plato de empanadillas de sidra casera en la ventana de mi cuarto para ver si bajaba aprovechando la oscuridad, por si era un dios tímido, pero no bajó y las empanadillas aparecieron carcomidas por los ratones. Que recuerde, la Virgen de la Estrella, la patrona de Palomares, tampoco pasó nunca por Cuatro Vientos. A veces, solo en ocasiones señaladas, lo hizo Don Amadeo, el párroco, pero nunca llevó nada para comer o vestirnos. Teníamos que ir a su casa de Mairena del Aljarafe y entonces nos daba una lata de aceite, otra de manteca blanca ya amarilla, leche en polvo y ropa usada de los americanos. Un día me dio una chaqueta blanca como la de Bogart en Casablanca para que pudiera ir a ver las ruinas romanas de Carmona y cuando mi madre me vio con ella se echó a llorar y me dijo: “Anda, quítate eso que se van a reír de ti en Carmona”. Fui el único niño de Palomares que no pudo ir. Y eso que se lo pedí a la Virgen y a Dios, pero algo tendrían contra mí o Cuatro Vientos, donde no teníamos ni una maldita capilla para rezarles. Claro, cómo iban a pasarse por la aldea más pobre de Palomares si no le pusimos un mísero templo con candelabros de chocolate blanco con almendras de madera de olivo y un retablo de pan de higos. El Gran Poder ha ido de gira a ver a los pobres de Sevilla, con dos bemoles, dejados de la mano de Dios y los gobernantes hispalenses. Lo han visto millones de personas en toda España, que habrán dicho: “Mira qué pobres más afortunados los de Sevilla”. ¿Habrán dejado algo los hermanos para que los menesterosos puedan pagar el recibo de la luz de noviembre? Me imagino al Señor de Sevilla diciendo: “¡Hágase la luz en Amate, Las Candelarias y Santa Teresa, y, de paso, que alguien le encargue diez camiones de jamones negros a Juan Badía para esta pobre gente!”.

Dios te guarde, Gran Poder.
¡Ay, Santo Padre de Sevilla,
que veamos la maravilla
de una lluvia de jurdó
mojando nuestras mejillas!
¡Oh, Pare de Almas
y Ministro de Cristo,
que haya apagón en Endesa
y se partan el hocico!