Volodímir Oleksándrovich Zelenski, el presidente ucraniano, parece que es insaciable. Comenzó pidiendo solidaridad a los pueblos del mundo, más tarde cascos y ya está pidiendo aviones de combate justo después de lograr que los países occidentales envíen carros de combate. No se detiene porque está decidido a no detener la guerra si eso significa perder un solo centímetro de suelo ucraniano; no se detiene y le da igual si el conflicto se extiende a otros países amigos o enemigos. Es más, creo yo que le encantaría que eso sucediese y que la OTAN tuviera que intervenir en el plano bélico.
Está muy bien pensar que, si no fuera por esa respuesta unánime que Occidente ha dado ante el ataque de Putin a Ucrania, el ruso hubiera seguido invadiendo países a su alrededor. Está muy bien parar los pies a un loco imperialista (¿solo es él o hay que hablar de un pueblo en su conjunto?) y está muy bien echar un cable al débil que está siendo arrasado por el poderoso. Pero ya no está tan bien jugar con fuego y poner en peligro una forma de vida y a millones de personas.
Conviene tener bien claro que si el conflicto se extiende a otros territorios, Estados Unidos se va a librar de cualquier ataque. Los países europeos tienen todas las papeletas para pagar el pato. Y conviene tener muy claro que, desde el principio, ha sido Estados Unidos el que ha sacado tajada de todo este lío. Venden más gas, más combustible y mueven la industria armamentística (ya se estaban quedando las cosas viejas y había que dar una vuelta a los almacenes). Por supuesto, el único culpable de lo que está pasando, de todo el dolor provocado, es Putin, pero ya se sabe que a río revuelto...
Volodímir Oleksándrovich Zelenski no parece tener fin en su afán por pedir. No parece que esté tan dispuesto a negociar una paz que será la forma de acabar la guerra sea cuando sea. Lo que se haga en ese sentido y en este mismo momento será adelantar un final y rebajar un drama que ya es desastroso para la Humanidad.
Rendiciones ante la agresión es algo que tampoco va bien. No deja de ser un parche y la puerta de entrada para agresiones futuras. Negociar la paz es otra cosa. Y Volodímir Oleksándrovich Zelenski va a tener que pensar en que esa es la mejor opción.