La insolencia de los bancos

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03 ago 2021 / 15:23 h - Actualizado: 03 ago 2021 / 15:27 h.
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Siguen igual. Acaban de presentar los resultados del primer semestre del ejercicio 2021 y no se cortan nada. Algunos como el banco cántabro pasa de una cuenta de resultados de más de 10.000 millones de euros de pérdidas el pasado año, a los 3.675 millones de euros en positivo en solo 6 meses. El banco de las cuatro letras dice obtener un beneficio recurrente de 2.327 millones frente a unas pérdidas de 1.157 millones en el mismo periodo del año anterior; gracias a la fortaleza de los ingresos, particularmente de los típicos del negocio bancario (intereses y comisiones). Supongo que tendrán mucho que ver las comisiones que cobran a sus clientes.

En el resto de entidades, los datos son similares. En definitiva, entre los 5 principales bancos dicen ganar, en este primer semestre del año, 11.127 millones de euros. ¿Son ciertos estos datos o son solo conceptos y epígrafes contables que manejan con acierto y cuando les conviene? ¿No les da vergüenza? En un país roto por el dolor causado por la pandemia; con tasas de paro muy por encima de la media europea; con pequeñas y medianas empresas desaparecidas; con sectores completos al borde de la quiebra; con unos planteamientos vergonzosos de distintos ERE en sus entidades con salidas superiores a 10.000 empleados; con cierres de oficinas dejando, así, zonas sin sucursales abandonando a su clientela más fiel y envejecida, maltratando al resto de clientes con una pésima atención, limitando horarios y servicios y obligándonos a permanecer en cola y en la calle para poder disponer de nuestro propio dinero. Ir a una oficina bancaria hoy en día se ha convertido en un suplicio. Es un desprecio total al cliente que tiene depositado sus ahorros o al que está atendiendo puntualmente su crédito o al accionista-propietario, que canaliza su patrimonio a través de esa entidad. ¡Ya está bien! Hasta cuándo vamos a consentir este malparido monopolio. Llegará un día, espero que pronto, que los clientes nos enfrentemos y restauremos el servicio mínimo que nos merecemos y que esos ‘magníficos resultados’ que dicen tener, se transformen, en parte, en una mejora de la calidad de servicio actual.

Por cierto, hoy es de esos días que necesariamente he tenido que ir al banco. La escena es la misma casi siempre: oficina cerrada parcialmente, cola de 11 personas en la puerta de la oficina, el sol y el calor atacando por la retaguardia y en el hall de entrada tres cajeros de los cuales dos «fuera de servicio» y con ese mensaje mentiroso y provocador que dice «lo sentimos». No sé quién dijo que el interés es el perfume del capital, pero que no olviden los banqueros que el verdadero capital son sus clientes.