«La Isla de las Tentaciones 12»: Álvaro y Rosario salvan los muebles

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18 ene 2022 / 23:47 h - Actualizado: 18 ene 2022 / 23:55 h.
"Opinión","Televisión"
  • Rosario y Álvaro. / Mediaset
    Rosario y Álvaro. / Mediaset

Ella se llama Rosario. Él se llama Álvaro. Fueron pareja, siguen siendo el amor de su vida, son infelices hasta el dolor a pesar de querer a otros o de amarse entre ellos. Ni siquiera pueden ser buenos amigos porque saben que la cercanía se convierte en conflicto. La relación que les ha unido siempre es tóxica a más no poder. No han sabido quererse aunque se aman y lo seguirán haciendo por siempre jamás. Son el paradigma del amor enfermizo, del querer entendido de mala manera, de la pareja que se une al grito de contigo pan y cebolla y se encuentran con el no rotundo de una realidad en la que no hay cebolla ni un otro para poder compartirla.

Por primera vez, después de estar frente al televisor desperdiciando mi tiempo por tragarme los distintos capítulos de «La Isla de las Tentaciones», por primera vez, decía, me he sentido interesado por lo que estaba ocurriendo. Creo que estos dos jóvenes han hecho estallar en mil pedazos el formato del reality para que pudiese aparecer el drama en el que se convierte el amor si no estás preparado para el sacrificio más terrible que no es otro que el entregarse en cuerpo y alma a la pareja. Ni fiestas, ni cuernos, ni momentos subidos de tono... lo importante era oytra cosa.

«La Isla de las Tentacione»s se caracteriza por la zafiedad, la superficialidad y la ramplonería. El discurso auténtico lanzado de un corazón a otro que han desplegado Rosario y Álvaro llena de sentido un espacio minúsculo en el conjunto de toda la producción, pero es un espacio al fin y al cabo. Aunque sigo pensando que sin cámaras estas cosas hay que saber decirlas con la misma intensidad y la misma verdad. Que los jóvenes no se equivoquen al pensar que eso es cosa de la tele.

A veces, diez minutos sirven para compensar un desastre de quince o veinte horas. Algo es algo.