La Tostá

La momia voladora

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
24 oct 2019 / 08:13 h - Actualizado: 24 oct 2019 / 08:18 h.
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  • Francisco Franco. / EFE
    Francisco Franco. / EFE

Es una vergüenza todo lo que se han formado, y lo que queda aún, con lo de la exhumación de Franco. No es que esté en contra del hecho en sí, aunque se debió hacer nada más llegar el Partido Socialista al poder con una victoria tan aplastante, por mayoría absoluta y con 201 diputados. Pero claro, aquello iba a parecer una descarada venganza y había que esperar un poco porque los militares, la Iglesia y el franquismo aún tan vivo no lo hubieran permitido de ninguna de las maneras, y Felipe González no quería venganza, sino poder. Cuarenta y cuatro años después no es que pierda validez, porque, se diga lo que se diga, el Valle de los Caídos es un mausoleo del dictador y es una vergüenza que siguiera ahí, pero con los problemas que hay que resolver en España no se entiende todo este circo mediático en torno a la exhumación de los restos de un señor que, eso sí, protagonizó los cuarenta años más vergonzosos, negros y dolorosos de la historia de España. Y menos con lo que está pasando en Cataluña y a dos semanas de unas elecciones generales en las que nos jugamos tanto de nuevo.

Tiene razón Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, cuando ha dicho que se podría haber esperado hasta dos o tres días después de la celebración los comicios, para que lo del cambio de los huesos del dictador de una tumba a otra no influya en ellos de ninguna de las maneras. Lo de hoy será un día histórico, sin duda, pero en muy mal momento. Que Sánchez busca un beneficio electoral es algo irrefutable, y es lo que ha enfadado a los líderes de otras formaciones. Vamos a ver, seamos sinceros. Cuando esta mañana salga un helicóptero del Valle de los Caídos con la momia voladora camino del Cementerio de Mingorrubio, cientos de miles de personas, o puede que millones, que vean el espectáculo van a vivir un momento muy deseado. Personas que sufrieron y lloraron mucho por los crímenes y los abusos, de todo tipo, del franquismo. Que tienen a sus abuelos, padres, tíos, hermanos o primos aún en fosas comunes o cientos de cunetas. Y que creen que enterrado el dictador por segunda vez, se acabará la pesadilla.

El Caudillo estará hoy mismo en otro panteón junto a su esposa, que era su deseo. Vale, misión cumplida. Y a partir de mañana, ¿se acabó el franquismo? No, porque lo han resucitado cuatro décadas después de muerto y ocho de acabada la Guerra Civil. Franco está ahora más vivo que hace treinta años. Ya solo se escuchaba, de vez en cuando, lo de ¡Viva España!, pero ahora se oye otra vez el ¡Viva Franco!, que son dos cosas distintas. Hoy va a ser uno de los días más franquistas de los últimos años, desde la llegada de la democracia, y es una vergüenza que esto vaya a pasar en un país que sufrió tanto desde 1936 a 1975. Más todavía, que vaya a ocurrir con el Partido Socialista en el Gobierno, por su parte de culpa en que tuviera lugar aquella guerra que todavía nos enfrenta y divide. Por tanto, un día de contrastes y emociones confrontadas. Por un lado, el grotesco espectáculo de la momia voladora, porque, como dijo Moradiellos, querer vencer a Franco cuarenta y cuatro años después de muerto es ridículo. Por otro, la tristeza de ver cómo un país tan hermoso se desangra por la vieja herida cainista.