La Navidad

La fiesta más primitiva de los cristianos es la Pascua. La Pascua anual en el Domingo de Resurrección. Y la Pascua semanal: cada domingo que es el día de la semana en que celebramos que Cristo ha vencido a la muerte

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01 dic 2017 / 20:52 h - Actualizado: 01 dic 2017 / 22:20 h.
"Navidad","Sevilla alumbra su Navidad"
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Los cristianos no celebramos hechos cósmicos: ni solsticios y ni equinoccios. Tampoco celebramos eventos sociales: el cumpleaños de Jesús. Nosotros celebramos acontecimientos históricos: en Navidad, el nacimiento de Cristo; y, después en Pascua, su muerte y resurrección. Los celebramos porque en ellos se realiza nuestra salvación. Como decimos en el Credo: «Por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre? Y por nuestra causa fue Crucificado en tiempos de Poncio Pilato».

Por eso, la fiesta más primitiva de los cristianos es la Pascua. La Pascua anual en el Domingo de Resurrección. Y la Pascua semanal: cada domingo que es el día de la semana en que celebramos que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal. Durante los tres primeros siglos no hubo Adviento, ni Navidad, ni Cuaresma: solo se celebraba la Pascua.

A lo largo del siglo IV se fueron configurando los tiempos litúrgicos. La Semana Santa por imitar lo que sucedía en Jerusalén, como nos lo cuenta el diario de la peregrina Egeria. La Cuaresma, por influjo de la preparación de los que iban a recibir el Bautismo en la Pascua y de la reconciliación de los que hacían penitencia.

Las Normas Universales del Año Litúrgico y del Calendario dicen que «después de la anual evocación del misterio pascual, la Iglesia no tiene nada más santo que la celebración del nacimiento del Señor y de sus principales manifestaciones» (número 32).

La Navidad es el 25 de diciembre. Y este tiempo dura hasta el domingo posterior al 6 de enero: domingo del Bautismo del Señor.

¿Cómo se llegó a la celebración de la Navidad el 25 de diciembre? Los evangelios no dicen nada del día que nació Jesucristo. Y las fuentes externas tampoco. La fecha del 25 de diciembre se fija en algún momento del siglo IV, pero no sabemos con certeza por qué razón. También se desarrolló, a imitación de la Cuaresma como preparación de la Pascua, un tiempo de preparación para la Navidad que es el Adviento.

Le llamamos Pascua de Navidad y nos felicitamos diciéndonos Felices Pascuas. Acertamos plenamente porque el día de Navidad, el 25 de diciembre, celebramos con solemnidad el comienzo de nuestra redención efectuada en el misterio de la Pascua, es decir, de la muerte y resurrección de Jesucristo. En Navidad, Cristo nace para morir y resucitar. El nacimiento del Señor es comienzo del misterio de nuestra salvación.

La característica más sobresaliente es la acumulación de fiestas en un corto periodo de tiempo. Las más importantes son el 25 de diciembre: la Natividad del Señor; y la del 6 de enero: la Solemnidad de la Epifanía. Pero le siguen en importancia la Octava de Navidad con la solemnidad de Santa María Madre de Dios el día 1 de enero; la fiesta de la Sagrada Familia el domingo siguiente a la Navidad y la fiesta del Bautismo del Señor, que es el domingo después de la Epifanía. Desde la tarde del 24 de diciembre a la tarde de ese domingo dura el tiempo de Navidad.

La celebración de la Epifanía, no es la fiesta de los Reyes Magos, sino la fiesta de la manifestación de Dios en el niño que nació en Belén. Eso significa la palabra epifanía. Dos aspectos se subrayan en la fiesta: la revelación de la gloria infinita del Hijo unigénito de Dios Padre; y, en segundo lugar, la llamada universal de todos los pueblos (representados en los Magos de Oriente) a la salvación en Cristo.

El Adviento es un tiempo de preparación para la Navidad que nace en España en el siglo IV como un periodo de carácter ascético que comprendía seis semanas, como las que dura actualmente en el Rito Hispano-Mozárabe y en el Rito Ambrosiano. En el Rito Romano dura cuatro semanas.

El Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para la Navidad en la que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres (particularmente desde el 17 de diciembre); y es, a la vez, el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la espera de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos (desde el primer domingo hasta el día 17 de diciembre).

Durante el Adviento y la Navidad hay una presencia especial de la Virgen María. Ello es así porque se conmemoran los acontecimientos en los que ella estuvo especialmente presentes. La solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Domingo IV de Adviento, la solemnidad de Santa María Madre de Dios, más su presencia en los evangelios de la infancia dan una tonalidad mariana muy marcada a estos dos tiempos litúrgicos.

Por Luis Rueda Gómez, Delegado diocesano de Liturgia.