Albatros

La Palma

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Jesús Ollero ollerista
22 sep 2021 / 10:15 h - Actualizado: 22 sep 2021 / 10:19 h.
"Albatros"
  • La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. / EFE
    La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. / EFE

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Reconociendo (por favor, reconózcalo aunque no sea verdad) que usted no conocía a Reyes Maroto, su perfil bajo bajísimo no le resta un ápice de gravedad a su patinazo/planazo turístico provocado por el terrible río de lava en la isla de la Palma. Las vacaciones Santillana de las que habla la ministra de Industria, Comercio y Turismo las puede celebrar esa señora a la que se oye decir que no es de aquí y que estaba de turismo, mientras la afectada vecina se congratula, pese a todo, porque puede vivir unas vacaciones diferentes. Si la ministra está a ese nivel estamos perdidos. Ya lo estábamos, en realidad, pero cada vez que habla un político sube la gasolina. Y no vea usted cómo está la dichosa gasolina, de la que se habla poquísimo sin que nadie sepa explicarme el motivo.

No estamos en absoluto familiarizados con hechos tan terribles como la erupción del volcán canario, pero a lo que no nos acostumbrados hace ya tiempo y de manera imperdonable e irreparable es a los espectáculos audiovisuales que nos dedican desde múltiples procedencias. Gracias a dios no ha habido muertos aunque la tragedia personal de perderlo todo se teatraliza de una manera preocupante. Hablar con los vecinos es una cosa y sonsacarles las lágrimas es otra cosa. He pensando mucho en cuántas de esas casas son de parcelistas y tendrán difícil recuperar nada, y cuánto tiempo tardarán los vecinos en volver a tener casa. Hace poco contaban afectados del terremoto de Murcia, de hace ya 10 años, que aún no había recibido las ayudas. Horror.

Hay que distinguir entre la información expositiva y bien construida sobre el terreno y las charlotadas que hemos tenido que aguantar estos días. Volcán reventando y nos falta tiempo para colocarnos al lado, o construimos un plano televisivo enseñando el fuego de fondo con un cartelón de Casas del Volcán justo detrás de la reportera. Un ingenio abrumador, un humor tan negro como el carbón que escupe el volcán y tan inteligente como cualquier jaramago arrasado al paso del fuego. Sobraba, la verdad. Dan vergüenza ajena algunas cosas, y no hablo ya del “yo voy a mear” de la presentadora del micro indebidamente abierto, sino de la decepcionante afición por el drama que tenemos en este país. Resulta que, paren máquinas, el Etna entró en erupción este martes, pero hay que rascar un poco para entender que el volcán siciliano, además de estar activo, lleva varios episodios en lo que va de año.

Conste que, aunque me duela, los medios eligieron hace tiempo contentar a la audiencia en lugar de instruirla, algo comprensible porque si eliges instruirla cambian de canal, por lo que en el fondo no hacen sino reflejar el bajo nivel de preocupación real por las cosas, de interés por los temas que verdaderamente pesan a nuestro alrededor y nos quedamos en un cortoplacismo del hoy y ahora. Hay que enseñar las cosas, pero en su momento. Los planos lejanos son impresionantes porque la dimensión de la catástrofe queda totalmente patente, tanto en las explosiones como en el avance arrasando casas y plantaciones. Nos empeñamos en mirar debajo de la roca carbonizada justo cuando acaba de pasar, olvidando lo que está pasando más arriba y lo que está por venir más abajo. Y ojo que, posiblemente, aún no hayamos visto nada comparado con lo que nos queda por ver.