La rama del camino

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22 ago 2021 / 04:00 h - Actualizado: 22 ago 2021 / 04:00 h.
  • La rama del camino

Nuestro comportamiento diario es un fiel reflejo de nuestra actitud ante la vida, pues yo estoy convencida de que en lo pequeño se ve lo grande, esto es, en los detalles cotidianos queda plasmado a que valores le damos la mano...

Ayer me encontraba dando un paseo con mi chico, Alonso, cuando, en todo el medio del camino pavimentado por donde íbamos, nos cortaba el paso una gran rama que, probablemente, se habría caído de un árbol cercano. Observamos lo que hacían las personas que cruzaron antes que nosotros: miraron la rama y decidieron bajar del camino y continuar por la maleza, era una opción; otros, directamente, desandaron lo andado y volvieron sobre sus pasos (no les apetecería ir campo a través). Alonso y yo nos miramos como preguntándonos: “¿qué hacemos?” y finalmente, él se encaminó a la rama y, con un poco de esfuerzo, la quitó del camino:

- ¡Ya podemos seguir! Bueno, y los que vengan detrás...- anunció, contento-. ¿Qué haces?

- Estoy apuntando algo en mi libreta digital- contesté-.

En realidad, estaba tomando buena nota de lo sucedido porque, como comentábamos al principio, el hábito hace carácter... En no pocas ocasiones, se nos presentan “ramas” en nuestro camino y nosotros, como legítimos dueños de nuestro destino, decidimos qué hacer con ellas: retroceder, “meternos en un jardín“ por su culpa o despejar el camino con un poco de esfuerzo y empatía porque, como señaló Alonso, así el trayecto quedaría libre, no sólo para nosotros sino para todo el que viniera detrás...

Cuando tomamos una decisión es importante recordar que, lo que hagas, puede tener un efecto en los demás... En general, creo que a todos nos encantaría encontrar siempre el camino despejado pero si hay algún obstáculo, la mejor manera de enfrentarse a él es hacerlo de forma efectiva, es decir, aunque te requiera un poco de esfuerzo adicional, lo más constructivo (tanto para ti mismo como para los demás) es neutralizar el obstáculo... Es un gesto de respeto, responsabilidad, educación...

Plantéate la cuestión: “Y yo, ¿qué hago con la rama?“.